Noches...

El silencio se hizo presente. La noche acallada y oscura se abalanzó sobre los prados, el susurro de la brisa sigilosa que paseaba somnolienta por las altas malezas, con cautela cantaba entre las hojas de los altos árboles.

Las criaturas de las noches comenzaban a dominar los terrenos, audaces y furtivas se paseaban por los prados, dejando en el aire mezclado el sonido de sus pasos.

Regresaba de camino a la Mansión. Hacía rato se había fugado de aquél lugar que alguna vez habitó, dejando en el recuerdo los delirios vividos junto a quienes consideraba sus compañeros.

El tiempo se le había evaporado de entre las manos. Dos meses se pasaron a gran velocidad, casi sin que se diera cuenta, pero en su subconsciente había sido a cuenta gotas. Una cierta ansiedad se apoderó de su mente al pensar que nuevamente cruzaría el umbral del lugar que llamó hogar. Paso tras paso recordaba los arduos entrenamientos, las noches en vela, los asaltos enemigos, las historias vividas, la fiesta de gala... el momento en que desapareció de aquel lugar.

A caso la Mansión seguía igual que como la vio la última vez? Estaría Tao escondida bajo su cama como solía hacer? Será que le abrirían las puertas los demoníacos mayordomos vestidos de frac o acaso tendría que empujar la pesada puerta para ver que sorpresas le esperarían en el salón principal?... Pero más importante, su Amo Aeon.. estaría esperando su regreso?

Se congeló unos instantes al pensar en aquello. Hacía dos meses que no sabía nada de él. Ni un mensaje había llegado a ella desde su partida, ni tampoco había tenido noticias de él. Se tomó unos instantes para cobrar el coraje que instantáneamente había perdido al pensar en aquello.

Apretando los puños caminó con más firmeza. Si un castigo le esperaba bien debía tomarlo sin chistar, por más razones que tuviera para hacer lo que hizo.

El camino se hacía largo, la noche más oscura y el frío más penetrante. Se resguardó tras su negra capa acelerando aún más la marcha. Quería llegar y cuanto antes mejor.

Entre el penetrante silencio de la noche sumado a la profundidad de sus pensamientos, el sonido de unos pasos acaparó su atención. Levantó la mirada del suelo siendo fijada en la sombra que a paso firme se acercaba.

La luna que irradiaba sus leves rayos dejó entrever el filo de una espada, quien sea que viniera de frente no era un cualquiera, estaba armado y al parecer listo para la acción.

Una voz masculina se alzó en medio del silencio:] -¿Qué haces en este lugar?- Sonaba firme y decidida. Por debajo de la capa tomó sigilosamente su fiel Colt calibre 45 dejándola fuera de la vista ajena, no había forma posible de que un arma blanca pudiera vencer a una de fuego, y mucho menos a esa distancia.

Aminoró su marcha observando fijamente al desconocido frente a ella. No emitió sonido alguno, no pretendía develar su identidad pero seguía su rumbo por el camino.

Nuevamente algo relució con el resplandor de la luna sobre su cabeza. Una especie de escudo bloqueó sutilmente su visión con respecto al desconocido.

"Algo no esta bien..." pensó por unos instantes mientras meditaba sin aminorar aún la marcha "Hace un instante no portaba escudo... a caso es capaz de materializarlo? Y si es así, ya no es una criatura cualquiera..."

Escuchó aquellas palabras dedicadas a su persona, y su mueca malévola se transformó en un rostro calmo pero serio: -No debes preocuparte por mí,voy de regreso a mi hogar y si es por seguridad,has de saber que puedo cuidarme sola-

Quizás con ello alcanzaría para que el desconocido bajara sus armas. No andaba con ánimos de batalla por más conrtadictorio que pareciera debido a su personalidad.

Siguió caminando con calma y cautela, sin sacarle un ojo de encima al hombre frente a ella.