Mi humilde morada

-ALTO!!- ordenó sin perder ni un segundo de tiempo a los sirvientes. Estaba exaltada, Tao perdía el control sobre el BlazBlue y el horizonte de aquel entrenamiento comenzaba a ponerse obscuro.

-TRANQUILÍZATE TAO!!.... Concéntrate!!... Imagina.... Imagina que encierras el BlazBlue tras una enorme puerta infranqueable!!- era sabido que alegar a las visualizaciones siempre había sido de gran ayuda -Quiero que lo veas!!! Que eres tu la única con la llave, el poder y la fuerza de encerrarlo!! Vamos Tao!! Sé que puedes hacerlo!!!- apretó con fuerza el puño, las cosas se estaban poniendo difíciles. Tao había sido capaz de mantener la consciencia estando en estado de BlazBlue, y no solo eso, sino que por un momento pudo dominarlo, pero ahora el miedo se apoderaba de ella.

-Relájate!! Piensa en algo que te clame, algo que ames!- sus palabras se cortaron en seco al ver en su mente un acto traicionero, un acto fallido. La imagen de la platinada cabellera, de aquella demoníaca sonrisa, de la tez blanca y los penetrantes orbes. "No!! Debo concentrarme!" -Piensa en tus mininos, piensa en aquello que te trae paz y vuelve a someter al BlazBlue!- retomó ella misma la concentración perdida. -Imagina que lo encierras, cree en ti misma Tao! Sabes que puedes hacerlo.... Ese poder es parte de ti, por ello puedes utilizarlo como te plazca. Ahora enciérralo ya!!-

La enorme bestia agitaba la cabeza y se desesperaba, Tao perdía la concentración y la bestia se apoderaba de su mente.

-Puedo usarlo como yo quiera.- Estas palabras hicieron eco en su mente, y recordó a esos pequeños mininos, los cuales eran su motivo de vivir, tenía que encerrar el poder porque si.
Comenzó a luchar para recuperar el control sobre su cuerpo, esta vez le costó mucho más trabajo, no podía evitar sentirse preocupada, pero tenía que ser fuerte. Finalmente lo logró, recuperó el control sobre el poder, ahora tenía que encerrarlo dentro de sí.

Cerró los ojos y se quedó inmóvil, se imaginó que el BlazBlue era como una de sus crías, tenía que aprender su comportamiento y a controlarlo, se imaginaba educándolo y castigándole, igual que a sus pequeños, en verdad se esforzaba.

Sintió cómo un fuerte vacío en el pecho se expandía hacia todo su cuerpo, era una sensación realmente desagradable, unos segundos después ese vacío se iba llenando a medida que su cuerpo regresaba a su forma original.

A la expectativa, todo mundo observaba a la gigantesca criatura. En especial ella, de la cual la orden fulmine debía salir si todo iba para peor.

Algo llamó su atención. La enorme bestia se detuvo en seco por varios segundos, como si Tao finalmente estuviera retomando el control. Y tras el quinto minuto, lentamente se transformó en la Tao de siempre.

Corrió a su encuentro acortando los metros a gran velocidad -Tao!! Te encuentras bien?!!- preguntó tirándose de rodillas frente a ella. -Mujer!! Lo has logrado!!- Una enorme sonrisa se pintó en sus labios, mientras recuperaba el aliento tras lo sucedido. -Felicidades!- y tras aquellas palabras dejó caer una pesada mano sobre la cabeza de la minina, frotándola a modo de aprobación.

Regresó a su forma "humana" esta vez no tenía las quemaduras, sólo la piel enrojecida por el calor, pero fuera de eso, no estaba herida.
Quedó acostada con las piernas cerca del pecho y agarrándose la cabeza con las manos.

Al escuchar la voz de Konna alentándola levantó la cabeza y abrió los ojos, miró sus manos las cuales no tenían heridas, su cuerpo no le dolía ni notaba nada diferente. -Lo logré... LO LOGRÉ!!..- de un brinco se puso de pie y tropesó debido a la falta de energía pero de inmediato se recuperó. -Lo logré Konnya! controlé el BlazBlue!.- Se detuvo en seco y se dejó caer de boca quedándose inmóvil por un par de segundos. -Cómo es que Aeonya no lo vio?! estaría muy orgulloso.-

Una pequeña risita se escapó de sus labios al escuchar aquello -No te preocupes, pronto lo dominarás a la perfección y podrás enorgullecerlo cuando despierte- dijo poniéndose en pie. -Vamos! Será mejor que descanses y recuperes tus energías, por hoy terminó el entrenamiento- dijo haciéndole señas a los sirvientes para se acercasen a ayudar a la agotada Tao.

Nuevamente en el despacho y a solas, se sentó en el enorme escritorio.

-Hoy finalmente logramos un gran adelanto sin lugar a dudas. No creo que falte mucho más para que pueda dominárlo a la perfección- dejó escapar un pesado suspiro, cerrando los ojos por unos instantes -Aeon... en qué estabas pensando?- se desplomó contra el respaldo del gran sillón, observando el cielo ennegrecido a causa de aquella tormenta que prometía acompañarlas por unos cuantos días más. -El poder que Tao lleva consigo... es inmenso... si algún día llegase el momento de utilizarlo... Dios, lo lamento por nuestros enemigos-

Uno de los sirvientes le tendió la mano para ayudarle a levantarse, sirvió de muleta para entrar a la mansión -Gracias Konnya! - Le dijo a la mayor con entusiasmo antes de desaparecer en su habitación donde una sirvienta la ayudó a tomar un baño mientras otro sirviente llevaba la cena a su habitación.

Esa noche le costó trabajo dormir, estaba muy excitada y emocionada, nunca se habías sentido tan orgullosa de sí misma. -Seguro que cuando Aeonya vea lo bien que lo he echo podré regresar a mi villa nya!.-
Durante los entrenamientos parecía volverse más fuerte y cada vez se hacía más resistente a los efectos que causaba el poder en ella, en cuanto tenía energía de nuevo se escapaba por las noches para ir a visitar a su familia y regresar antes del amanecer, una parte del poder se quedaba en su cuerpo original haciéndola más enérgica y fuerte en apenas unos días.

Se sentía muy orgullosa tanto de sí misma como de Konna, aunque los entrenamientos eran difíciles, lograba superarlos, poco a poco fue dominando el antes temido poder.

Los días se sucedían uno tras otro, como es la ley de la vida. Y así también los pesados entrenamientos.

Con cada día que pasaba Tao tomaba más confianza en sí misma, demostrando en cada entrenamiento el fruto de su esfuerzo. Grandes progresos logró en ellos. Era increíble presenciar la velocidad con la que evolucionaba. Poco a poco se hacía más fuerte, más centrada e inclusive, parecía un poco más madura. De seguro Aeon no la reconocería!

Era consciente de que por las noches la minina abandonaba su habitación, nada podía pasarse por alto con semejante servidumbre. Pero sabía que aquello la hacía feliz, e inclusive era beneficioso para los entrenamientos matutinos, ya que aún que no descansara como correspondía, aquella "felicidad" la llenaba de energía, ayudando a sus convicciones para poder dominar por completo el BlazBlue.


Otra mañana llegó, con ella otra jornada de entrenamiento.

Temprano al salir el sol, ya ella estaba de pie en el patio trasero, con su taza de café y un cigarro entre dedos, esperando a que la minina se levantase de su sueño.

Habían pasado unas horas desde que había regresado a su habitación y no había dormido mucho, comenzaba a sentirse cansada. Ese día tenía más motivación que nunca, quería terminar rápido para poder descansar.

Contó hasta tres para brincar de la cama, ponerse los zapatos y correr para salir de su habitación, al llegar a las escaleras se detuvo y miró el barandal... se le había ocurrido algo divertido, se trepó en este y se deslizó, no era tan divertido como pensaba, al llegar al final de las escaleras no se pudo detener y calló sobre una mesita que tenía un florero encima, ya se había tardado en hacer alguna travesura. Se levantó, escondió los vidrios rotos debajo de la alfombra donde estaba la mesa, se medio limpió el agua y salió para encontrar a la mayor fumando -Eres muy madrugadora, Konnya... quisiera poder despertarme temprano.-

-Jeh- Igual no te creas que es por placer- dijo dándole un sorbo a su café. Tras una buena pitada la observó, ya despabilada y enérgica, como venía hacía varias mañanas.

-Ok, ya sabes lo que diré, así que prosigamos- con ello dejó la taza en manos de un sirviente, la vez que el resto de la servidumbre se disponía en la misma formación que en todo el resto de los entrenamientos. -Es hora del show...-

Nuevamente tomó distancia, para darle a Tao el espacio que precisaba. A la expectativa la observaba, ya con una clama que no había podido disfrutar antes. Tao ya prácticamente dominaba aquél enorme poder, por lo que algo le decía que no quedarían muchos más entrenamientos. Por el contrario, ése inclusive podría ser el último.

-A la misma rutina de siempre. Convoca el BlazBlue, sigue mis indicaciones y luego lo encierras nuevamente, estamos de acuerdo?- pronunció autoritaria.

Asintió con decisión y se alejó unos pasos, lucía relajada y con ansias de comenzar, aquel poder ya formaba parte de ella, ya se había acostumbrado a sentir ese vacío estando dentro del poder, nada extraño.

-Bien, estoy lista nya!.- Respiró profundo y en seguida su cuerpo comenzó a mutarse. Se quedó tranquila mirando Konna esperando las instrucciones,aquella bestia lucía como una mascota bien entrenada, le costaba trabajo pensar que hace apenas un mes mas o menos casi moría por utilizar el BlazBlue.

Asintió una vez más con la cabeza indicando a la mayor que estaba preparada para seguir las instrucciones.

Aquella señal de que todo estaba en condiciones le dejó dar un buen respiro.

Tao estaba lista para comenzar el entrenamiento, y no perdería tiempo en lo más mínimo.

-Ok, comencemos.- y no terminó de decir aquello que los quince endemoniados sirvientes se lanzaron contra la imponente criatura. -A ver como lidias con esto!-

Ya el entrenamiento de "Tao levanta la patita" era obsoleto, era momento de ver como se las apañaba en un combate real, con criaturas dispuestas a matarla. Ya no eran bromas ni tonteras, era momento de hablar en serio. Era para Tao, prácticamente el examen final.

Si lograba vencer a los demonios en su verdadera forma, de forma eficaz, eficiente y sin perder el control del BlazBlue, los entrenamientos finalmente cesarían.

Una corazonada le advertía que Aeon no tardaría mucho en despertar, y la velocidad con la que Tao había evolucionado a lo largo de aquél intensivo mes, dejaba ver que era el momento decisivo para saber si habían triunfado en su labor.

"No me defraudes Tao"

EH?!

De repente los sirvientes se le abalanzaron sin avisar, la criatura asustada retrocedió bruscamente para quitárselos de encima, aún era torpe con su cuerpo en esa forma y no deseaba destruir todo de nuevo, y si lo hacía mal?

Sólo se defendía de los fuertes sirvientes sacudiéndose sin lograr mucho.
Los 15 atacantes fueron acorralando al animal y este desesperado lanzó un zarpazo hacia estos lanzando a alguno unos cuantos metros, sentía el instinto de atacarlos y defenderse, pero temía hacer algo mal.

No fue sino cuando uno de los demonios se abalanzó velozmente hacia ella con las garras crecidas y la penetró en el pecho, esto hizo que Tao se enfadara y con un simple movimiento de una pata tiró al sirviente oprimiéndolo contra el piso. Miró con ferocidad a los otros y se dedicó a atacarlos sin importarle la propiedad de su amo.
Su actitud era como de la primera vez que invocó el BlazBlue, con la diferencia de que ahora podía controlarlo si quería.

Al comienzo se notó la indeterminación de la minina, pero tras unos cuantos golpes, finalmente hizo lo que debía.

-No te preocupes por destrozar otra vez la mansión, aún queda tiempo de reconstruírla!- bromeó sin más al ver como varios pilares eran derrumbados. La batalla se desarrollaba en buenos términos, los demonios debían esforzarse por atacar a Tao, y ésta en cambio, con cierta facilidad se deshacía de ellos.

Solo faltaba que por fin mostrase su verdadero poder y potencial.

-Vamos señores, que esto parece un juego de niños!!- agitaba a los sirvientes para obligarlos a atacar con mayor ferocidad.

-Tao! Quiero ver todo tu potencial!-

Era difícil quitarse de encima a los sirvientes sin hacer mucho desastre.
Eran muy molestos, como garrapatas que se aferraban a ella, cada vez que lograba libarse de uno otro atacaba inmediatamente.
Cuando al fin se hartó de estar librando uno por uno sacudió su cuerpo con fuerza para sacárselos de encima, los demonios casi de inmediato corrieron hacia ella de nuevo y esta sólo necesitaba de un zarpazo para travesar sus cuerpos con sus garras y los lanzaba lo más lejos que podía, trataba de no destrozar mucho los objetos que se encontraban a su alrededor, pero le era imposible no tirar al menos algún pilar o un árbol.

Atacaba a los sirvientes sin mucha energía pero la suficiente como para penetrarlos con sus garras y plantarlos en el piso.
Cuando esos endemoniados sirvientes atacaron con más fuerza la enorme criatura respondió igual, los tomaba entre sus colmillos y los agitaba para dejarlos caer después y aplastarlos con sus patas.

Se encendió un cigarro viendo el pequeño show montado por Tao y la servidumbre. Los cuerpos de los demonios volaban de aquí para allá, desperdigándose por todo el patio trasero de la mansión. Hubo que agacharse más de una vez para evitar ser atropellado por alguno, pero se le hacía entretenido.

-Vamos Tao!! Esta es tu prueba final! Deslumbrame con tu poder, y se acabarán los entrenamientos- con aquello buscaba incentivar a Tao para que dejara salir todo su poder. Había que ver de qué era capaz. Si tanta fe le tenía Aeon al BlazBlue, eso significaba que no debía tratarse de solo zarpasos y colmillos, algo más tenía que haber, y había que sacarlo a la luz.

-Si no demuestras todo lo que tienes, me harás entrar en batalla, y sabes que no será sencillo y nada placentero!!- si los sirvientes no eran capaces de despertar todo el poder dentro de Tao, no tendría otra opción más que entrar en combate, lo cual implicaba heridas y sangre.

-Por dios señores!! Así solo podrán defender esta mansión de humanos, por que si de demonios hablamos, les falta bastante entrenamiento!!!- dijo aquello acompañándolo de una risotada -O se esfuerzan o mañana empieza su entrenamiento, y será mil veces mas duro que el de Tao!!-

Los sirvientes siguieron la orden de la mayor y de la nada aparecieron más, esos malditos eran infinitos.

Bueno, ya había tenido suficiente de esas criaturas, se detuvo dejando que estos la atacaran, los vidrios de la mansión comenzaron a retumbar y se estallaron de repente, el césped donde se encontraba Tao parada se secó. Con sólo desearlo hizo que el craneo de uno de los sirvientes explotara y otros salieran disparados, a medida que avanzaba lo material que la rodeaba se destruía y le era imposible a los sirvientes acercase a ella, ya que si lo hacía eran destruidos de inmediato. -YA??!!

Una enorme, macabra y aterradora sonrisa se apoderó de su rostro. La adrenalina comenzó a correr pos sus venas a ver el terrible e incomparable poder del BlazBlue.

-Ahora entiendo por que tanto entusiasmo el de Aeon por que entrenase a Tao!! Increíble..... Nunca había visto una cosa semejante- los verdes ojos brillaban con ver a la enorme criatura. La forma en que los sesos de los sirvientes volaban por los aires a medida que se le acercaban era algo impresionante. Reventaban inclusive mucho antes de poder tocarla. Era sorprendente.


Todo mundo se detuvo en seco. Los demonios impactados quedaron acallados ante tal poder, inmóviles dónde habían quedado.

-Sorprendente Tao!!!... SORPRENDENTE!- el corazón se le agitaba de excitación al ver aquello, tanto así, que en una fracción de segundo la Colt apuntaba directo a la enorme criatura. -Es increíble....- y fugaz como el rayo, la furtiva bala salió del humeante cañón en trayectoria directa a la cabeza del BlazBlue, para desintegrarse metros antes. Los ojos clavados en la bala, que en décimas de segundo había desaparecido. La sádica mueca en sus labios, la mirada bizarra, aquél rostro irreconocible, las aberrantes ganas de entrar en batalla. Con la misma velocidad, empuñó el enorme cuchillo en su cinto, para lanzarlo con todas sus fuerzas directo al corazón. Nuevamente se desintegró por completo, como si explotaran sus átomos y no quedara ni rastro de la materia.

-BRAVO TAO!! BRAVO!!- gritó exaltada a la vez que recomponía el gesto y aplaudía deslumbrada. Aquella minina inmadura y despreocupada, ahora era una voraz bestia llena de poder destructivo. "Aeon se llevará una grata sorpresa..."

Se quedó unos segundos observándola, aún embelesada por aquél increíble poder. -Concluimos señores!!! Han terminado los entrenamientos!!- dicho aquello se encendió un cigarro como si nada hubiera sucedido. -Limpien este desastre y regresen a sus labores. Tao, ya deja esa forma, has aprobado.-

Le costó un par de minutos regresar a su forma original debido al entusiasmo.
Cuando recuperó su forma miró al rededor, todo estaba lleno de sangre y el patio destruido, ni ella misma sabía que podía hacer eso.
-...Genial...- Se giró para ver a la mayor. -Nyaa!! cómo hice eso?! lo viste, Konnya?! Soy genial~.- Trató de correr hacia ella, pero la sangre y la carne de los sirvientes se lo impidió, hizo una mueca de asco y evitó tener contacto con el desastre. -asco... AEONYA DEBIÓ DE HABER VISTO!,. seguro que cuando esté él no podre hacer nada!.-

Una risa se escapó de sus comisuras al ver la reacción de Tao con los sesos derramados. Ella en cambio caminó entre la carne desgarrada como si de un jardín de rosas se tratase, hasta quedar frente a la minina.

-No te preocupes- le dedicó una sonrisa amistosa -Siempre que mantengas la fe en ti, podrás hacer hasta lo inimaginable. Hoy has demostrado que es así- le fregó la cabeza como a una niña pequeña para darle ánimos.

-Ahora dejemos que limpien este desastre antes de que el Amo Aeon despierte, si?- y con ello se dio la vuelta de regreso al interior de la gran mansión.

"Tengo una corazonada..."

Se adelantó esquivando los cuerpos tirados y se paró frente a la puerta extendiendo sus manos hacia esta y pujó tratando de destruirla con su mente. -Nya... sólo funciona con el BlazBlue... pff.- Abrió la puerta de golpe y subió las escaleras buscando la habitación de su amo por unos instantes sacando la lengua ante esta. -No te tardes en despertar!.- Bajó de nuevo corriendo y entrando ordenó a uno de los sirvientes que le prepararan la comida. -Nya... cómo festejaremos, Konnya? y cuando despertada el amo?.- Estaba en verdad entusiasmada, no se podía creer que había dominado el poder, aquel poder al que tanto temía y que casi la mata, nunca se había sentido tan orgullosa.

Sus horas de sueño se habían terminado aunque fuera un demonio de tiempo no sabia ni que día era mucho menos cuanto tiempo se había quedado en reposo-hmm-con una pesadez corporal terrible se sentó en la cama observándose a si mismo en el espejo que estaba frente a el, su cabello estaba hecho un desastre, parte de su ropa se encontraba misteriosamente desagarrada.
-Que vergüenza que alguien me viera en este estado- murmullo levantándose de la cama quitando cada una de sus prendas una por una hasta llegar al baño.Ahora era momento de regresar a todas sus actividades antiguas como líder de Deathmask Divine y lo mas importante de todo ver el avance que tenia Konna y Taoakaka con el BazBlue.
Después de unos cuantos minutos salio de la ducha inmediatamente a buscar ese característico traje elegante que ya era parte de el -muy bien estoy presentable y listo para regresar a mis actividades- al salir de su habitación nada de veía diferente y asta el momento ningún destrozo a la vista Konna había hecho un buen trabajo al menos en el segundo piso restaba ver el piso de abajo y el jardín.
*Quien crees que ha regresado ..*

Desde el comedor donde Tao se deleitaba con la comida, observaba la enorme velocidad con la que aquella servidumbre demoníaca ponía en orden toda la mansión. Era increíble verlos, parecían flashes de sombras que se movían incesantes de un lado al otro, y como si fuera por arte de magia, todo volvía a su lugar sin tener ni un solo rasguño.

Se volteó en dirección a Tao, terminando aquel cigarro que traía desde fuera. -Festejar dices?- unas cuantas ideas se le cruzaron por la mente en aquél momento, hasta que la siguiente pregunta le cambió el semblante. -Cuándo despertará Aeon? ... No tengo id-- se detuvo en seco, y una sonrisa pícara y alevosa se pintó en sus labios. -Aguarda... 5... 4... 3... 2...- se volteó en dirección al gran arco de entrada al comedor -...1.... Buenos días, bella durmiente!- le dedicó una sonrisa juguetona al ver a su amo atravesar el umbral. -Finalmente te has levantado!... Te has tomado un buen receso- dijo con esa sonrisa maliciosa. La realidad es que lo había echado de menos, pero bajo ningún punto de vista, le daría el goce de saberlo. Aún que sus ojos delatores, no podía quitarle la vista, por mucho de que la mueca en sus labios disfrazara aquella verdad.

Miró curiosa la reacción de Konna y cuando supo quién se acercaba se pinto esa característica sonrisa suya -Por fin!.- Miró a ambos mientras balanceaba sus pies.
-Buenos días, Aeonya! te has perdido de lo mejor!!.- Levantó los bazos explosivamente en forma de saludo. -Konnya me ha enseñado a usar el BlazBlue!!.- No pudo evitar decírselo de inmediato. -Si tan sólo hubieras despertado un rato antes, nya!.- Se recargó en la mesa e izo un puchero. -Verdad, Konnya?! Estuvimos esperando tu regreso, Aeonya!.-

Justo había llegado a la hora de comida y parecía que el darle ordenes a los demonios no era problema para ellas y eso era reconfortante porque ellos arias lo que fue aun si les ordenaban que se tiraran de lo alto de un risco ellos lo harían sin dudarlo.
-Te sorprenderías de lo que soy capas de hacer ahora - su cuerpo ya estaba muy revitalizado y no podía esperar por probar aquella guadaña, a su parecer todo se encontraba bien asta parecía que Tao y Konna se llevaban bien -muy bien Tao ahora tu control es mayor y tu hiperactividad ha disminuido-.Camino asta donde se encontraban y poso su mano sobre la cabeza de la minina -entonces le darías una demostración a tu amo?-si su potencial estaba despertado al máximo su plan estaría un paso mas adelante pero si no era así tendría que trabajar un tiempo con su mascota.
Y así fue como dejo de prestarle atención a konna y se concentro solo en tao *Acaso perdiste la fuerza para seguir escuchando mis pensamientos?,aun sigue en pie tu pago por aquella arma angelical que me diste?* sonrió de forma divertida aferrándose a la minina y es porque realmente no sabia que tenia el planeado para su futuro y quería que le tuviera confianza porque lo que seguiría seria muy pesado.

Aeon le paso de largo como si ella nunca hubiera estado allí. No fue capaz siquiera de contestarle o dirigirle una mirada al menos. Solo se dirigió dónde Tao, mimándola a ésta e ignorando sus palabras. lo siguió con la vista, pero ni reacción tuvo el demonio. Le dio por completo la espalda. Al parecer, la minina ni se había percatado de ese accionar de su amo.

Cruzada de brazos, tal y como estaba apoyada sobre el ventanal, apenas se giró en dirección al enorme estante que allí se erguía, dónde reposaba el vaso de whisky que había pedido.

Tao estaba emocionada, tanto que no pudo evitar verborrajear el hecho de que por fin habían logrado su labor. Aeon le pidió una demostración al tiempo que se aferraba a ella. Le clavó la fría mirada. A qué se debía esa cruel indiferencia? Esa ignorancia hacia su persona? Si había logrado su cometido hasta con creces... Escuchó aquél pensamiento, claro y fuerte, como si en realidad Aeon hablara desde dentro de su cabeza, pero sin siquiera contestarle y dejando en sus ojos esa última fría mirada, se reincorporó sin decir una palabra y se retiró del comedor.


No se volteó ni una vez para ver si su amo le seguía, por el contrario, se encerró en el despacho recargándose sobre el viejo escritorio, mientras bebía aquél whisky y volvía a llenar sus pulmones con el humo de un cigarro.

"Tsk-........ Pero qué le pasa?! Qué tiene contra mi?!" frunció el ceño a la vez que se mordía el pulgar de la mano que sostenía el vaso de whisky. "Mira que tratarme así después de todo lo que tuve que hacer.... Me he esforzado todo este tiempo para satisfacerle, incluso poniendo mi vida en riesgo para cumplir con su deseo, y tras un maldito mes de no verme la cara, me desprecia de tal forma!!.... Desgraciado!" se fruncía aún más su ceño a la vez que las comisuras se le torcían en señal de disgusto y desprecio "Te lo dí todo, todo lo que tenía, todo lo que soy, y de la noche a la mañana me desprecias de esa forma, sin siquiera darme una maldita explicación. Qué demonios es eso de ignorarme como si no existiera?! Como si fuera parte de tu maldita y estúpida servidumbre....". Y en un instante su semblante cambió.

-Claro... ahora lo entiendo todo.....- pronunció en un hilo de voz -Si no soy más que una maldita sirvienta... jeh- es eso, es sencillamente eso! Soy un puto utensilio, cuando se aburra o ya le sea inservible, es fácil... me desechará como basura. Ya hice lo que él necesitaba, ya le dejé en la palma de la mano el poder del BlazBlue. Por supuesto, ahora su tesoro es Tao, es su As bajo la manga. Y para colmo ya tiene en su poder el arma angelical, qué más va a precisar de una humana?!!-

Tal era la frustración y el enojo, que los verdes ojos se hicieron más cristalinos.

-Maldito!!- Las ganas de destrozar aquél despacho la invadían por completo, la rabia y el enojo... -"(...)tienes a un demonio que sufre sentimientos extraños hacia ti (...)" recordó aquella escena -Mentiroso!!- y golpeó con tanta fuerza el vaso de whisky contra el escritorio que acabó por destrozarlo. La dorada bebida se derramó hasta el suelo, alguno de los cristales se clavaron profundo en su mano generando bastante sangrado. Se observó las heridas, que de tal rabieta que tenía, no pudo siquiera sentir el dolor. Sacudió la mano malherida y los cristales cayeron al suelo al tiempo que la sangre se salpicaba junto a éstos. Su ojo comenzó a arder, al igual que siempre, y las heridas irremediablemente sanaron en segundos.

Se acarició el párpado maldito, rememorando el día en que firmó aquel obscuro contrato.

-Para qué me has otorgado éste poder?- pronunciaron sus labios en un triste tono melancólico -A caso fue solo para que no muriera entrenando a Tao? Entonces ya tenías planeado que yo sería la maestra de aquella minina?-

Tantas cosas se sucedían en su mente, retorciéndole el pecho y generándole una enorme conmoción.

"Realmente me has utilizado? Pero qué digo?! Si ya sabía que esto sería así!! Soy la maldita sirvienta, nada más que eso! Qué demonios me he creído? Qué era alguien especial para él? Jeh!! Por qué un demonio de su índole y calibre se iba a fijar en una estúpida humana como yo??!! ES ABSURDO!!" Y se clavó en seco, perdió por completo el aliento, y se dio cuenta de qué estaba sucediendo.



Tras unos segundos de acomodar ese océano de ideas finalmente se dio cuenta de qué le sucedía, el por qué de semejante rabieta, de su comportamiento y de aquél inexplicable sentimiento de desilusión. -N-No puede ser....... es acaso que.....- ni siquiera podía admitirlo en su cabeza para pronunciar aquellas palabras. Era no solo inconcebible, sino que inaudito, no entraría en la cabeza de ningún ser con raciocinio y lógica, sino que también sería considerado una completa aberración... pero muy en el fondo, sabía que no se estaba equivocando, algo en su interior se lo decía, por más de que no quisiera aceptarlo. -No puede ser... es a caso que... siento algo por él?! Es por eso que me desilusioné?? Le creí esa mentira de que sentía algo por mí y bajé la guardia, como pude ser tan estúpida? Ahora tengo esa sensación de ahogamiento, de saber que no es verdad, de que no soy más que una marioneta imbécil.... como pude ser tan tonta?!- y su voz pareció quebrarse. Golpeó con terrible fuerza el escritorio bajo ella. Tenía tanta bronca, tanto dolor. Se sentía traicionada no solo por su amo, sino que también por sus propios sentimientos.

Sentirse atraída por un demonio... que enorme estupidez es esa. Una humana jamás le llegaría a los talones. Sus vidas son efímeras, tan cortas e insignificantes como la de una mariposa. Entonces qué podría hacer ella? La lógica dicta que nada, y aunque su corazón no quisiera admitirlo, su cabeza estaba del lado de la lógica sin discusión.


Se quedó en silencio unos largos minutos, pensando. Tantas cosas pasaban por su mente que por primera vez no lograba tener una idea clara. Qué podía, o mejor dicho, qué debía hacer?

Observó por la ventana unos instantes, intentando divisar a la lejanía una respuesta a su incertidumbre.

"Es mejor quedarme?.... O es mejor partir?" Un silencio sepulcral inundó por completo la habitación. Ni un sonido era perceptible, nada. Ni los sirvientes, ni la huracanada Tao, ni los pasos de Aeon. Nada de nada, ni un solo sonido. Apretó el puño y se puso en pie. Vio su reflejo en os cristales del ventanal, y tras unos segundos, con cautela y en silencio abrió por completo la ventana.

Se posó sobre el marco de ésta, viendo hacia el vacío. El patio dónde por casi un mes entrenó todas las mañanas sin descanso a Tao, recordando cada cosa sucedida en aquella mansión desde la primera vez que la pisó.

-Creo que lo mejor... es que desaparezca de este lugar...-