Mi humilde morada

Cuanto más duro le daba, más escondía su rostro, mordiéndose los labios para no gemir de placer. Pero era inevitable, apenas sonoros, se ahogaban en su boca, perdiéndose en el sonido del rozar de sus cuerpos, de cada embestida, de los jadeos contrarios.

Tanto placer sentía, que de morderse lastimó sus labios, dejando que brotara de ella la sangre carmesí.

Él dejó de beber de su cuerpo, con el miedo de que la debilitase, pero cuan poco le importaba a ella misma su bien estar, que lo tomó por la nuca, y le hizo clavar sus colmillos nuevamente en su cuello.

-No quiero que te detengas...n-no... no te preocupes por mi.. que por más humana... que sea.... no... no soy débil- le insistió, mientras se relamía los labios, sintiendo el sabor de su propia sangre.

-Mmmhg- de nuevo clavo sus colmillos en su cuello provocando sangrado, sus deseos demoníacos crecieron mas tornando sus ojos carmesís como el liquido que tanto disfrutaba beber , rodeo completamente la espalda contraria y enterró sus colmillos asta donde pudo dejando de lamer con fin de que la sangre cubriera su hombro ya si lamer y disfrutar.
Su lujuria aumentaba conforme el sexo mas pervertido se ponía la sola escena de una humana siendo poseída por un demonio y un ser obscuro alimentándose de la sangre de esta , dejo de gemir dedicándose solo a jadear relamiendo un y otra ves, su miembro se humedecía mas y mas pero la sensación de correrse se había perdido sin afectar su firmeza o fuerza dando la oportunidad de poder disfrutar mas de su cuerpo.

Se escurría de su cuello hasta su pecho, la sangre que emanaba de aquella herida, bañaba buena parte de su cuerpo. Aquella se enfriaba lentamente sobre su piel, contrastando con el calor en su interior.

-Así es... bebe cuanto... gustes- le susurró al oído, dejando que su lado más oscuro y morboso saliese a flote. Poco a poco era consumida por las más pervertidas ideas, dejando que su mente maquinase cuanta cosa se le ocurriera al compás de cada embestida.

Tras unos minutos, lo alejó de su cuello, clavándole la más morbosas de las miradas. Una oscura risita se le salió de los labios, mientras mirándolo a los ojos se alejo lentamente de él. Se puso de rodillas sobre su amo, acariciándose lentamente la herida en su cuello, mientras no le sacaba los ojos de encima como tampoco se borraba su oscura sonrisa.

Bañó sus delicados y delgados dedos en su propia sangre, para luego lamerselos frente a él. Ya poco quedaba de su "lado humano" en aquél momento, estaba sumida en sus negras fantasías. Tras teñir sus labios de aquel rojo carmesí, llevo sus ensangrentados dedos a los labios de Aeon, metiéndolos delicadamente en su boca, para que tuviera fresco el sabor de su sangre. Y sin levantarlos de allí, dibujó un camino desde su boca hasta su pecho, que luego comenzó a limpiar con ardientes lamidas.

Se dejo manipular por ese momento relamiéndose los labios para saborear las ultimas gotas sin esperar como ella reaccionaria, esa mirada aumentaba su excitación no era una humana normal definitivamente no y eso le encantaba, dejo que sus dedos entraran en su boca y relamió dejando que después salieran sintiendo como su piel se erizaba con sus caricias y la dulce sensación de sentir su suave y cálida lengua sobre su piel.
La obscuridad lo invadió sin remedio y no podría soportar tortura como esa, poso su mano en el pecho de ella y rodeo su cadera con la otra y se levanto sin dejarla de observar con sus ojos que solo expresaban lujuria no dijo palabra alguna mas solo se expreso con una amplia sonrisa dejando sus colmillos al descubierto y la mitad de su rostro cubierta por sus húmedos cabellos , dio unos pasos mas asta llegar a un cómodo sofa donde la lanzo sometiéndola boca abajo manteniendo su mano ejerciendo cierta presion y con su lengua recorrer la su espalsa especialmente el camino de su columna vertebral.
su esta demoníaco creció dejando su cola al aire mindoniense de un lado a otro y sin dejar que pasara mas tiempo le abrio sus piernas sin perder su característica sonrisa- eres virgen de aqui?- pregunto en un tono seductor mientras se ponia sobre ella penetrándola por la parte de atrás sin antes prepararla pues su miembro estaba ya lo suficiente lubricado, introduciendolo completamente dentro de su cavidad.

Quedó boca abajo, sometida sin chances de poder zafarse. Por sobre su hombro observaba de reojo a Aeon, que lentamente dejaba mostrar su verdadera forma.

Al sentir el contacto de su lengua descendiendo por su espalda, se le estremeció la piel, haciendo que sus músculos se tensaran. Tras un segundo se relajó, sin borrar aún aquella sucia sonrisa de su rostro. Lo miraba fijo, por debajo de sus cabellos y por encima de su hombro, sintiendo como él aferraba su brazo, como le hacía imposible moverse. Eso le generaba aún más placer.

Sintió como sin reparo abrió sus piernas, dejando su zona íntima totalmente descubierta. Por sus piernas se escapaban aquellos fluidos que tan húmeda la habían dejado. Ya no había sonrojo en su rostro, solo morbosidad y deseo de placer.

-Eres virgen de aquí?- preguntó su amo sin la verdadera intención de recibir respuesta alguna, para cuando lo sintió venir. Entró completo sin reparo hasta lo más profundo de su cavidad, evitando que un solo milímetro quedase afuera. Un abrupto gemido se salió de su boca, buscando recuperar el aire arrebatado por aquella bruta embestida.

Le dejo envestir una cuantas veces más,para luego reincorporarse sin dejar que quitase su miembro de allí. Pegó su espalda a su pecho, y buscando sus manos, las dejo juguetear libres por su cuerpo, dejando una en sus senos y la otra en su punto "g".

En cambio ella se aferró con una mano a la nuca de su amo, y con la otra acompañaba el vaivén de embestidas clavando sus uñas en el muslo de su amo.

-Quiero ver... a cuánto llegas... demonio...- dijo entre repetidos jadeos.

La embestía con fuerza sin pensar en un solo momento si le hacia daño ahora satisfaceria su lado salvaje introducía todo su masculinidad dentro, pero después de todo ella si que lo disfrutaba pues sentía aun como escurrían sus fluidos, con su mano estrujaba su pecho, mordiéndose el labio pues casi sentía que le exprimía el miembro debido a la contracciones-no te dejas someter tan fácil, aun por tu amo- dijo entre jadeos, su cola se movía de un lado a otro mientras la penetraba con fuerza dejando unos cuantos segundo su miembro dentro de ella en cada vaivén y con sus piernas abría mas las de ellas de forma de probar su flexibilidad y dejar también su intimidad mas descubierta y expuesta ante el.

La sonrisa no se le borraba del rostro, por el contrario, cada vez se hacía más notoria. Por más que aquellas brutas envestidas le hicieran doler,de laguna bizarra y morbosa forma aquello el daba aún más placer.

Si, era sadomasoquista, disfrutaba con el dolor que su amo le infringía. Cuanto más salvaje fuese, más placer le generaba, distando lejos de hacerle un verdadero mal.

Poco a poco Aeon le abría aún más las piernas, dejándola completamente expuesta. Tomó la mano de su amo para lamer sus dedos, y sin reparo alguno, utilizarlos como su propio juguete sexual. Sin soltarle la mano, se entretenía jugueteando con su zona más sensible, mientras por otro lado la potencia con al que la embestía le generaba aún más excitación.

De qué es capaz el ser humano con tal de saciar sus instintos mas negros y oscuros? No conoce de límites... no ve el final, si no que por el contrario se embriaga más y más en el deseo de tenerlo todo, de sentirlo todo, de saber que puede romper sus propias fronteras.

No lograba escuchar quejidos de el dolor paresia que ella amaba el dolor eso le sorprendía ese mundo devastado habia cambiado a los humanos pronto no habría tanta diferencia entre humanos y demonios, se estaban convirtiendo en una raza fuerte.
Se imagino algo al sentir como buscaba estimularse con sus dedos y sin dudarlo le arrebato la mano y lamió sus dedos cubiertos de los fluidos de la contraria - eres demasiado juguetona- tomo con su mano y unto su propia nívea y suave cola entre sus fluidos introduciendola dentro de su zona intima mas sensible , moviendola de un lado a otro como estimulando las paredes de su intimidad, aun así su cola era algo muy sensible por lo cual el hacerlo también lo llenaba de placer a el esta ves induciéndolo a gemir con cada envestida y cada ves que movía su cola -te gusta sentir la doble penetracion?.. como eres doblemente estimulada- entrecerró sus ojos disfrutándolo.

Aquello reventaba sus sentidos, desplegaba sus deseos en un sin fin de sensaciones. Explotaba su vientre, estallaban sus deseos, se sentía perderse en su amo, y cuánto la llenaba de placer.

Ya su cuerpo apenas si resistía, poco a poco parecía que su interior se iba desgarrando conforme Aeon la envestía. Los gemidos se le salían de los pulmones como mil diablos escapando del infierno.


Apretó sus manos con gran fuerza, lo sentía venir, le hizo clavar sus colmillos nuevamente en ella, quería que se deleitara con su sangre al momento que ella lo hacía con su cuerpo.

La cola de su amo entraba profundo al igual que su miembro, y con cada movimiento se humedecía más y más, hasta el punto de escurrirse por ella. Bajó la cabeza, solo podía intentar resistirse lo más que pudiera. Intentaba contener el orgasmo cuánto le fuera posible.

Buscó nuevamente sus brazos, haciendo que la rodearan, ya estaba apunto, solo quería que la abrazara con todas sus fuerzas, hasta quitarle completamente el aire.

-Y-Yaah~.... yaa no p-puedo....... aahhhh~!- y se aferró a él, con toda la fuerza que aún le quedaba. Sintiendo como su endemoniado amo destrozaba su cuerpo..

Era demasiado ya todo aquello mucho placer como para seguir resistiendolo , le permitio beber un poco mas de su sangre pero no pudo morder mucho pues sus gemidos no lo dejaban beber tranquilo , los espasmos que sentia era fatales y las sensaciones conforme sentía como ella se humedecía mas y mas -no puedo mas - abrió la boca dejando salir un tanto de sangre que había logrado llevarse a la boca regandosele en el pecho y se corrio con ferocidad dentro de ella,sacando su cola y manteniendola presionada con mano, no habia tenido un orgasmo asi antes pero todo aquello lo había dejado agotado.
volteo a la contraria para poder ver su rostro y poder buscar sus labios y besarla de nuevo

Tras intentar aguantar, le fue imposible.... era insostenible la fiereza con la que la envestía, la fuerza que ejercía sobre su cuerpo, cerró los ojos con fuerza, con aquella sonrisa aún estampada en sus labios, y apretando con fuerza sus manos, se aferró a él con todo lo que le quedaba.

Reventó en su interior, dejando que todo aquél líquido se desparramara dentro de ella. El sabor de la victoria dejaba un presente latido en su interior. aún adentro, tibio y palpitante, tocaba fondo sin perder su rigidez.

Entre sus piernas se escurría aquél cóctel de fluidos, dejando largos hilos a medida que avanzaban cuesta abajo. El sudor ahora frío empapaba su piel, las marcas sobre esta eran fiel testimonio de la brutalidad de sus actos, pero cuan poco le importaba. Se dejó besar ahora si con un tinte más tierno, por su amo, que buscaba sus labios pecaminosos. Se dejó caer sobre él, ya sin fuerzas, sin sangre en las venas, pero con el hambre saciado,

-A-Amo...-apenas si le quedaron fuerzas para pronunciar, pero esa mueca, sucia y macabra, brillaba con el resplandor de la luna, al compás de las palpitaciones de Aeon.

-Quiero... ser siempre... suya- susurró, cerrando los ojos y perdiéndose en su respiración.

Después de haberse corrido sus fuerzas eran banas, pero no surgía el mismo efecto en el que en ella pues ya su baja cantidad sanguínea y la energía que había gastado, aun así no dejaba de sorprenderse por la resistencia de esa humana -asta la eternidad- sonrió con su natural malicia pues una alma así no era para absorberse de un solo golpe si no para disfrutarla poco a poco.
Saco su masculinidad de allí dejando salir todos sus cálidos fluidos-si te dejo aquí pescaras un resfriado- aun con el cansancio la tomo en brazos llevándola a una de las múltiples habitaciones bacías, su piel estaba rasgada y manchada de sangre no podría dejarla así la poso en la cama y enseguida tomo un paño húmedo limpiando su piel asta dejarla limpia -descansa konna- susurro cubriendo su cuerpo con una cobija caliente y enseguida desaparecer de la habitación.
-Cada ves mas los humanos se parecen a los nuestros su fuerza incrementa, esto sera un problema-hablaba para si mismo camino a su habitación y tomar asiento en su cama-solo es cuestión de tiempo para que la guerra estalle- alcanzo a cubrirse de la cintura a parte de la pierna derecha quedando profundamente dormido.

Calló rendida literalmente a sus brazos. La fuerza se escapó de su cuerpo como mil diablos del infierno. Cerró los ojos y se limito a sentir aquellos brazos que la alzaban, el pecho que se inflaba al respirar, tibio y húmedo con el aroma a su propia sangre, el palpitar del corazón junto a su oído que poco a poco relajaba.

Sintió como paso a paso se subían escaleras, el sonido de una puerta, y luego la suavidad de una cama. Ya no podía moverse, y lentamente se dejaba llevar por el cansancio. Algo húmedo y tibio recorría todo su cuerpo como si de caricias se tratasen, pero se dio cuenta que su nariz ya no percibía el olor a sangre, sino por el contrario, el aroma de su piel.

Apenas si pudo reojear por un segundo,y allí estaba su amo limpiando su cuerpo... pero que vergüenza que él se ocupase de ella...no debería ser al revés? Quiso sonreír, pero no fue capaz ni de simular una mueca.

-Descansa Konna- le escuchó susurrar y en su mente se pintaban aquellos labios pronunciando dichas palabras. Cayó presa del cansancio y finalmente se durmió.


-Una luz se enciende... tus ojos no ven a causa de ella. Te tapas para poder ver, pero te sigue cegando. Una sombra pasa junto a ti. No entiendes nada. Te volteas a verla... ya no está. La luz se apaga y se enciendo un cenital sobre ti. Estas desnuda evidenciada por esta luz, se atenúa, está junto a ti. Te toca y te besa, clava su mirada en tus ojos. Se desvanece. Cierras tus ojos y allí estas. Sangre, cadáveres... guerra. Corres. Subes unas escaleras, te posicionas, tomas tu arma y apuntas desde lo alto. GATILLAS!! No está. No hay nada. Detrás tuyo. CORRE!! CORRE!! Paredón, estas atrapada. Te volteas, están de frente. Son muchos. Armas... te apuntan. Tu ojo derecho sangra, ves todo rojo carmesí. Cámara lenta. Disparos, gritos, sangre. Todos caen. Estas contra el paredón. Tienes las manos ensangrentadas. Te volteas. Espacio negro. Cenital. Un enorme libro abierto. te acercas a leerlo. Está en blanco, se tiñe de rojo. Te alejas observándolo. Brilla. Una luz se enciende... tus ojos no ven a causa de ella. Te tapas para poder ver, pero te sigue cegando... Una sombra pasa junto a ti. No entiendes nada. Te volteas a verla... Y te das cuenta... que todo volvió a comenzar.-

Se sobresaltó completamente sobre la cama, terminando sentada en ella, intentando caer en la cuenta de dónde estaba. Tras unos segundos tomó un respiro y pudo calmarse. Al observar a su alrededor, se dio cuenta que estaba en una enorme habitación. Por el gigantesco ventanal se colaban unos cuantos haces de luz, iluminando la mesa junto a la cama. En ella una pequeña palangana con agua, un trapo y sangre. Se miró inmediatamente el hombro en busca de la sangre que se había derramado la noche anterior, y tras pasar la mano y ver ésta limpia, flashes de lo ocurrido se pasaron por su mente como si soñara despierta.

Una macabra sonrisa se dibujó en sus labios. Se acomodó rápidamente la melena y se puso en pie. Al mirar al rededor no estaban sus ropas, ni sus armas, ni nada... Dio tres pasos y se metió de lleno en la ducha. Tras una rápida bañada salió de ésta y solo encontró un delicado deshabillé, de un tono verdoso claro, con encaje en sus puntas, casi transparente. A la pasada lo tomó sin pensar demasiado, y mientras se lo ponía encima, salió de la habitación.

Todo era extremadamente enorme, como hacía mucho no veía. El pasillo se alzaba a lo largo y a lo alto, todo con un tono sobrio, elegante y lúgubre, como no podía ser de otra forma. Puertas y habitaciones, todo lo que encontraba. Escaleras al final, imponentes, de un marfil antiguo, con una clásica alfombra color bordo. Se paseo libremente por toda la mansión. Sin importarle si alguien la veía o no. Al pasar por el sillón encontró sus armas. Tomó la Colt, y sin siquiera molestarse en cambiarse de ropa,la ubicó en su pecho, ciñendo al cuerpo el transparente deshabillé.

Llegó a una enorme puerta, imponente, oscura y bien cincelada.No estaba completamente cerrada, por lo cual, siendo como es ella, lentamente la abrió husmeando que habría tras ella.

Se metió al divisar lo que buscaba. Se sentó a los pies de la enorme cama, viéndolo dormir profundamente. Reposó su espalda en unos de los pilares que sostenían la parte superior de la gran cama, y allí se quedó, observándole. En silencio. Con un cigarro entre dedos, una colt cargada en su pecho, y aquél poco disimulador deshabillé que tristemente hacía el intento de tapar algo.

-Mira que inocente te ves cuando duermes.... demonio.- y esa sonrisita se le pintó nuevamente en la comisura de sus labios.

Su imponente sueño se vio perturbado por la luz y el calor del día solo por la sensación, predijo que era medio día-mierda es muy temprano- bostezo y cerro los ojos de nuevo.Al paso de unas horas su piel se comenzó a sentir mas fresca ya el sol estaba comenzando a ceder su luz era mas débil, pero aun no quería levantarse para ser un demonio se consideraba a si mismo como muy flojo.
Esa vos, es cierto ya no estaba solo en su mansión ahora si sirviente lo acompañaba-es muy temprano para que estés despierta después de lo de anoche- sonrió mostrando sus colmillos, su cabello cubría la mitad de su rostro asta su nariz, no se movió y mucho menos le importo que ella lo viera, después de todo ya konna conocía muy bien su cuerpo.

Ya se cernía en el cielo nuevamente la noche. El día se había escurrido por entre sus manos, y el firmamento cubierto de estrellas se imponía en lo alto.

-No es temprano, en lo más mínimo, amo mío.- Dijo entre risitas al ver que recién ahora reaccionaba.- El sol ya se ocultó- y corrió de par en par las enormes cortinas aterciopeladas para que la luz de luna se colara por los ventanales.

Se quedó de pie junto al cristal, observándole.

-He tenido un sueño muy particular- le comentó tendiéndose en un cómodo sillón que se encontraba junto a ella. Lo observaba entretenida... La mirada se le paseaba de aquí allá, siendo que Aeon no reparaba siquiera en cubrirse el cuerpo, dejando un espectacular panorama del cual podía degustar. Recostó su mejilla sobre su mano, dejando entrever aquella pervertida mueca.

-Pero veo que tu has dormido mejor que yo- le bromeó. Se puso en pie y camino hacia él, dejando un brazo a cada lado de su cabeza, observándole desde arriba, con la misma sucia sonrisa de siempre. -Vamos, no seas flojo, que quien debería estar convaleciente soy yo, y eme aquí bien despabilada- Se le acercó hasta tener sus labios a centímetros, para susurrarle tentadoramente: -quieres desayunar?-

-Que rápido pasa el tiempo- mas bien fue una broma para si mismo siendo un demonio de tiempo, bostezo de nuevo. -pero hoy no tengo ningún objetivo, el día de hoy sera para relajarse- .
Estiro sus manos sacan sus garras -la perdida sanguínea y el elixir dejo alguna secuela en tu mente- se dejo acariciar por ella ahora pareciera que ella fuera tan capas de poseerlo e imponer domino sobre el, *estos son los efectos secundarios de esa bebida, me siento débil* -eh dormido como nunca pero no siento mi cuerpo revitalizado, es extraño - poso su cabeza sobre ella suspirando, aun recordando partes de lo que había pasado no estaba del todo claro, la sensación extraña en su cuerpo.
-desayunar?,por supuesto- relamió sus labios observándola, tan tentadora , tan llena de energía

Quedó recostada en la cama, con la cabeza de Aeon sobre ella. Le acariciaba la grisácea cabellera, jugueteando entre las mechas y sus largos dedos.

-Es realmente extraño- dijo mirándole. -Sería más lógico que yo durmiera tres días que a que tu tras descansar 19 horas sin interrupción te sientas molido.- y rió tras ello. Se quedó en silencio por unos minutos, sintiendo la suavidad de la piel de su amo.

La aceptación instantánea que tuvo con respecto a lo del "desayuno" más su mirada delatora le causó un poco de gracia, podía leerle perfectamente el pensamiento. Se recostó un poco más sobre la cama, al tiempo que se quitaba la colt del pecho, dejando las suaves telas más holgadas sobre la piel. Su sonrisa y mirada era la invitación a que lo hiciese: -Bebe de donde gustes- dijo dejando la piel al descubierto, acomodándose plácidamente sobre las blancas sábanas.

-Supongo que yo siendo demonio fui mayormente afectado por el elixir- se quedo inmóvil ante sus caricias relajando mas su cuerpo -nunca sales sin un arma, eso me gusta-.
-morderte?- la mirada se quedo en blanco un tiempo -para ser humana tienes tanta resistencia y gustas de mi tortura pues sabes que tu vital liquido es un manjar para mi- la tomo de la cadera para acercarla mas a el, beso delicadamente su hombro derecho recorriendo con sus manos su nívea piel, era extraño pues para ser una humana se recuperaba muy rápido no tenia marcas en la piel,eso era un motivo para no contenerse, sin mas preámbulo la atravesó con sus colmillos comenzando a lamer sin sacarlos intentando morder mas profundo ,causando un mayor sangrado llenando su boca de el carmesí fluido dejando escurrir unas cuantas gotas al rededor de sus labios la observo a los ojos casi respirando sobre su rostro-tus acciones me enloquecen humana - le tomo su mano y la puso en su abdomen -posee mi demoníaco cuerpo, que tiene sed de ti- termino su orden sellando con un beso dandole a probar su propia sangre sin tener satisfacción con solo probar sus labios introdujo su lengua dentro...

Con tan solo insinuarse bastaba para que todo comenzara otra vez.

Sentía como sus manos recorrían la blanca piel de su cuerpo, como aquellos labios pecaminosos tan culpables como los suyos, besaban su hombro, corriendo la verdosa tela para dejar la mitad de su pecho al descubierto. No había herida ni marcas en su cuerpo tras la voragine de la noche anterior. Ha decir verdad, ese detalle le llamó la atención pero decidió pasarlo por alto al notar en entusiasmo ajeno. Punzó a la altura de su cuello cuando se clavaron los colmillos en ella, pero la sonrisa se le dibujaba de vuelta. La tibieza de su sangre y aquél rojo carmesí exaltaban la blancura de su piel. Podía sentir la ajetreada lengua pasearse absorbiendo cuánta sangre podía. Se aferró a su cuello con una mano, y con la otra a su antebrazo, sintiendo como sus manos rasgaban levemente la piel.

Tras unos cuantos tragos se detuvo, para clavarle la mirada de frente. Sintió como la tomó por la muñeca, dejando reposar su mano en aquél esculpido abdomen.

-Posee mi demoníaco cuerpo, que tiene sed de ti- aquello no era una petición, sino más bien una orden a la cual gustosa ejecutaría. Sin reparo alguno la besó, dejando que sus labios transmitieran el sabor de su propia sangre a su boca. Respondió a aquél apasionado beso, dejando que ultraje a su gusto la cavidad de su boca.

Lo acercó a ella, tanto por la nuca como por la cadera, sintiendo como su bulto se rozaba con su entrepierna. Giró, dejándolo a él debajo, sentándose sobre su vientre. Se inclinó sobre él, respirando sobre su nariz: -... con gusto lo haré.... amo mío- susurró dejando ver la sucia sonrisa. Lo tomó por el mentón, llevando su rostro hacia atrás de modo tal que aquél delicioso cuello quedase al descubierto.

Desde la unión del mentón con el cuello, dejo allí unos cuantos besos, suaves y delicados, como aperitivo, para luego bajar y bajar, lamiendo sensualmente todo el camino de su cuello. Al llegar a sus clavículas, regresó en línea directa hasta sus labios para besarlo nuevamente.

Tras unos instantes, se alejó, sentándose nuevamente sobre él. Con cuidado se quitó el desabillé, mirándolo directamente a los ojos, deseando que se deleitara con aquella vista, con cada curva de su cuerpo. Volvió a inclinarse, y tomando una de sus manos lo invitó a recorrer su cuerpo. La depositó sobre su mejilla, bajándola lentamente por su delgado cuello, de ida y vuelta por su hombro, bajando y bajando nuevamente, recorriendo el redondeada forma de su seno, depositándolo en medio de su palma... presionó levemente y volvió a sonreír.

Esa sonrisa reflejaba como lentamente iba abriendo camino a la victoria, ya que en su bajo vientre podía sentir como poco a poco su miembro se endurecía, no había ropa, nada que pudiera disimularlo. Se le hacía lujurioso saber que podía excitarlo con unos cuantos besos. Un demonio de tal magnitud que caía bajo sus encantos, que se dejaba poseer por ella, y que ella ya había sido suya más de una vez.

La piel se le erizaba cuando sentía sus labios recorrer su cuello y asta pareciera que esa orden la disfrutaba al máximo pues aun tenia presente esa sonrisa picara de anoche que era idéntica a la que tenia ahora.
Dejo su cuerpo libre para que ella recorriera cada centímetro de el, eso lo volvía loco el hecho en que una humana no temiera a un demonio e incluso lo dominara y lo hiciera sentir sumiso le excitaba, quería tomarla pero se controlaba manteniendo un respiración normal aunque sus besos casi le quitaban el aliento eran feroces y llenos de pasión.
Poco a poco su masculinidad fue comenzó a endurecerse , no contaba con nada que siquiera le hiciera reprimirla pues lo único que lo cubría era su delgada sabana, continuo la invitación que le había hecho recorriendo sus caderas y masajear su cálido pecho

Se divertía más de lo que él pudiera imaginar. Le tocaba tomar las riendas, y siendo como era, irse un poco de tema no era algo anormal.

Se sonrió abiertamente, dejando entrever parte de las fantasías que pasaban por su mente. Mientras lo besaba sin reparo, estiró un brazo, tomando las cuerdas con borlas que sostenían las pesadas cortinas junto a la cama. Esa risita delatora, que bien al frente la mandaba, fue el perfecto complemento a su próxima acción.

Con cautela le tomó ambas muñecas, llevándolas por sobre la cabeza contraria, entre besos y dulces mordiscos, en un abrir y cerrar de ojos, Aeon tenía ambas manos esposadas por el dorado y ancho cordón.

Se sentó un instante, deleitándose con la maravillosa vista.

-Qué sucede?... falta de costumbre?- bromeó, para luego besarlo y ponerse en pie. -No me extrañes- dijo saliendo de la habitación, dejándolo sin más solo, desnudo y amarrado. Al cavo de unos segundos regresó con una botella y una copa de fino cristal entre manos. Sobre la pequeña mesa de luz depositó la botella, ya teniendo la copa servida. Volvió a sentarse en su trono, y tras una mueca divertida, mojó dos dedos en el brebaje carmesí.

-Las buenas noches se deben disfrutar como corresponde... por eso brindaremos- la sucia sonrisa no se le borraba del rostro, humedeciendo dos dedos en el vino tinto, los llevó a los labios de su amo, para luego brindar juntos como quien diría "de la misma copa". El calor del alcohol le dio un giro distinto a aquellos besos, encendiendo levemente la piel, dejando aquél refinado gusto en sus paladares.

Dejó caer sobre el pecho contrario un tanto de vino, bebiendo de él lentamente, sin dejar derramar una gota en vano.

Se divertía como hacía mucho no lo hacía. -No debes derramar una sola gota, de acuerdo?- Llevó la copa a sus labios, y sin tragarlo, le dio de beber a él. La retorcida mente jugaba entre un sin fin de posibilidades, de ideas escondidas, de sensaciones desconocidas... cuántas cosas interesantes se podría hacer con lo que se encontraba al alcance de la mano? En breves él lo sabría.

Ella sabia muy bien lo que hacia o era que su mente podría pervertirse tanto como quisiera pero en un abrir y cerrar de ojo ya se encontraba esposado -ahora tomaras tu venganza, verdad?- relamió sus labios aun con sed de sus labios estaba expuesto ahora con ambas manos atadas y con el cuerpo desnudo cada rose, cada caricia era tan exquisita.
Relamió sus dedos pasando su lengua entre ellos debutando en sabor de ese buen vino era mucho mejor que lo que había bebido ayer y no le tendría efectos secundarios,aun el vino que le daba a beber directo de su boca junto que el sabor de sus labios y su saliva era inigualable.
frunció el ceño por la sensación fresca de el vino que ella había dejado caer sobre su pecho y dispuso a lamer -a este paso me dejaras mal acostumbrado a tus torturas- sonrió observándole.

-Y eso que aún no ha venido lo mejor- retruco rápidamente a su comentario. Volcó ahora sobre su cuello, dejando que se humedeciera aquella deliciosa piel, lamiendo suavemente hasta llegar a su oído, jugueteando con este con la punta de su lengua. No podía evitar deleitarse cada vez más. Volvió a bajar poco a poco, por el pecho, el abdomen... el vientre, hasta llegar al premio mayor. Fondeó la copa, sintiendo su aliento aún más caliente que antes, para luego respirar sobre él.

-No es bueno que te excites tanto... más si aún no te he tocado aquí- dijo mirándole a los ojos. Rozó la zona con la yema de sus dedos, viendo como reaccionaba su cuerpo a sus caricias. Acercó la boca, y con la punta de la lengua dibujó un círculo perfecto en la punta de aquél premio.

-Pero no..... no verás.... solo sentirás, será más divertido de ese modo- y dicho aquello, le tapó los ojos con una camisa que encontró a la mano. Se acomodó sobre él, y tras soltar una divertida risita, llevó los labios nuevamente a aquél lugar. La lengua recorrió el glorioso camino desde la base hasta la punta, dejando escapar el cálido aliento sobre la piel. La humedad de su saliva se escurría lentamente, generando tibieza y frialdad al contraste con su aliento. Volvió a juguetear con la lengua, hasta finalmente dejarlo entrar. Lo acariciaba suavemente, dándole un cálido y húmedo refugio. Dibujaba espirales sobre éste, finalizando en al coronilla, deleitándose con la aquella excitante sensación. Lo llevó hasta el tope, dónde ya no entraba más repetidas veces, generando que se agrandase aún más, palpitante y rígido dentro de su boca, siendo mimado a la par con sus labios.

De a poco la saliva se escapaba por sus comisuras, humedeciéndo el resto de la piel y sus dedos. En vaivenes se paseaban sus labios, en suaves besos y feroces lamidas. Cuánto le divertía imaginar que estaba sucediendo en la mente de su amo.

Por mas que intento mantenerse controlado y relajado su cuerpo reaccionaba ante cada acción de la contraria -c...calla- quiso cerrar sus piernas o ocultar un poco su mimbro que ya estaba comenzando a ponerse cada ves mas erecto, su calida lengua que paseo por su masculinidad fue el la cereza de el pastel, ese toque para lograr descontrolarlo.
-No ver?-y sin poder evitarlo su vista quedo obstruida por su camisa esta ves tendría muchas sorpresas pues nisiquiera podría ver que estaba pasando solo sentirla, sentir sus manos paseándose por su piel y como lamia y hacia presión con su labios, pero no se dejaria aun domar tan fácilmente no gemiría, o al menos no antes que ella, encorvo su espalda ante la tortura lo placentero que era que ella hiciera eso pero al mismo tiempo el no poder hacer nada era una tortura.

Se notaba que aquello iba surtiendo efecto. Tomó nuevamente la copa, llenándola a medias de vino, para verterlo al rededor de su miembro, lamiendo cautelosa cada gota derramada. Poco a poco comenzó a verter desde más arriba, lamiendo aún más, aquello la excitaba incluso a ella misma. Sintió como su entrepierna levemente se humedecía. No podía evitarlo, su sucia conducta y el sin fin de imágenes en su mente la encendían a ella también.

Tras una que otra jugarreta más, detuvo aquella entretensión de vino y lengua, para ahora dejar su rostro cerca del oído contrario. Su bajo vientre, ya bastante más húmedo y suave rozaba con la punta de su miembro, generando una placentera sensación.

Con sutiles movimientos de cadera, le permitía sentir con la punta de su miembro como poco a poco se humedecía su intimidad, como mismo ella disfrutaba de todo aquello, ya que su profunda respiración le susurraba aquellos lujuriosos deseos al oído.

-Se.. que quieres entrar- dijo lamiendo su mejilla. Tomó con la mano el miembro contrario, situandolo en la entrada de su cálida y húmeda cavidad, pero no le permitió entrar. Por el contrario, lo paseaba de ida y vuelta, haciéndole desear más y más que le dejase entrar. El rose le generaba mayor excitación, haciendo que se humedeciera rápidamente.

-Vamos.. dilo... sé que quieres hacerlo...- le replicó nuevamente al oído. Los fluidos comenzaban a derramarse sobre el miembro a medida que este pasaba por sobre la cavidad, dejando que tan solo la superficie de la punta quedara a medio entrar. Lo quitaba de nuevo, paseandolo porla zona, para luego dejarlo entrar apenas un poquito más.

-Se que lo deseas... lo que tengo entre piernas te delata- dijo mientras jugueteaba con su lengua sobre los labios de su amo. -Si lo pides... te dejaré entrar.-