Aburrido~~~

Hora: 8:50 pm
Lugar: Mansión de Aeon

Al caer la noche, el demonio peliblanco termino su larga jornada de sueño, se levanto hambriento y no había comido algo hacia ya semanas, mucho menos había visto a Konna, por lo que se puso lo primero que encontró que eran unos pantalones y como no logro encontrar algo con que cubrir su dorso solo tomo su capa cubriendo su espalda y parte de su pecho. Salio rápido de su habitación y bajo corriendo las escaleras esperando encontrar a konna en su despacho pero no había nadie -konna...-poso su mano sobre el marco de su puerta recargándose - donde estas...- bajo la mirada esperando que ella apareciera frente a el.

La lluvia se aventaba incesante hacía días ya. Las nubes encadenadas entre sí, no permitían dejar pasar la luz del sol durante el día, y mucho menos apreciar la luna bajo el oscuro firmamento. Las cortinas de agua se agitaban sin descanso, dejando en el ambiente ese fresco aroma a lluvia que tanto la relajaba.

Desde el ventanal que daba al patio trasero, observaba con su café en la mano a pesada tormenta. Aquellos pequeños diamantes de agua que uno tras uno se regaban contra el suelo. El viento frío acariciando sus pómulos, susurrando en sus oídos, meciendo sus cabellos. Por un instante se perdió en aquel "hechizo natural", dejando la taza sobre una pequeña mesa y saliendo afuera. En su espalda podía sentir el acogedor calor de la estufa a leña que calentaba el ambiente, mientras que de frente, el arrollador viento la invitaba a danzar.

Comenzó a caminar sin siquiera darse cuenta, mirando al cielo, escuchando la voz del viento, el eco de las gotas al tocar el suelo, perdiéndose por completo en la imponente tormenta.

Quedó de pie en medio de la losa que enmarcaba parte del patio trasero, viendo como las luces de la mansión iluminaban las cristalinas gotas. Éstas caían sobre su rostro, escurriéndose heladas por su piel, empapando la blanca camisa, haciéndola pesada y translúcida, humedeciendo cada milímetro de su cuerpo que comenzaba a perder temperatura.

Era tan agradable la sensación del viento rodeando su cuerpo, violento pero intangible a la vez, mientras las gotas golpeaban en su piel una tras otra, sin tener ni un atisbo de detenerse. Allí se quedó, en silencio, disfrutando de cada segundo bajo tan tremenda tormenta.

Dejo de esperar y se dispuso a buscar pasando por la cocina y nada solo estaban sus sirvientes haciendo las labores domesticas -dejen todo como esta y desaparezcan de mi vista ahora-lo que menos quería era encontrarse con sus sirvientes que eran unas ratas lame botas, ciertamente konna era una sirviente pero.. hmm no la veía como una, pero al menos trataba de disimularlo dando fuertes ordenes directas . Después de recorrer cada rincón de la mansión no se topo ni con su aroma entonces solo quería buscar afuera y justamente al asomarse por la ventana se dio cuenta que estaba lloviendo con grandes ráfagas de viento *en que estas pensando al salir con este clima* abrió la puerta casi refunfuñando por el frió que había e inmediatamente se percato de la presencia de la empapada señorita - que estas haciendo en medio de esta tormenta?- dijo una ves estaba detrás de ella, su cuerpo inmediatamente perdió la calidez y su ropa quedo toda mojada. - pensé que estarías disfrutando de una tasa de café en estos momentos- dejo caer sus brazos sobre la espalda contraria subiendo asta rodear su cuello aferrándose a ella ..ahh su dulce aroma que tanto había extrañado~~~.

Lo único que acaparaba su atención en aquel momento era el danzante viento y las pesadas gotas. Un momento de vulnerabilidad sin lugar a dudas. Estaba perdida en aquel fragmento de tranquilidad. Desde pequeña las fuertes tormentas eran un refugio para ella. El aroma de la lluvia calmaba sus pensamientos, relajando su cuerpo y dejando su mente en blanco. Era un sedante para su alma...

Al escuchar de la nada aquella voz tras de sí, sus ojos se abrieron de par en par, dejando al descubierto su sorpresa. Sintió los fuertes y fríos brazos rodeando su cuerpo y aquel rostro sobre su hombro. "A-Aeon... finalmente despertaste."


Recompuso inmediatamente el gesto, para darse la vuelta sin decir ni un apalabra, y antes de permitirle a él gesticular algo, depositó en sus labios un inocente y dulce beso en señal de bienvenida.

Como un regalo de bienvenida ella le dio un beso que inmediatamente lo dejo conmocionado, desde la calidez de el beso asta la ternura con lo que lo hacia
de inmediato su cuerpo dejo de sentir frió y se aferro a ella en medio de esatormenta.
Lentamente se desaparto para recobrar el aliento y poder hablar -finalmente estoy de vuelta, me extrañaste?- sonrió quitando sus cabellos mojados de su rostro para poder contemplar su rostro. -Es momento que te invite a pasar o a este paso de seguro cogerás un resfriado-agrego en tono cariñoso, tomándola de la cadera y camino en directo a la mansión, lo que menos quería era que ella se enfermera después de todo era una humana ellos si se enfermaban

Sintió como su gesto fue bien recibido, perdiéndose en esos labios que hacía rato ya anhelaba con besar. El frío se disipó, y solo la calidez de ambos cuerpos inundó sus sentidos.

"Te has ido por mucho tiempo desgraciado, dejádome sola y sin cuidados..." sentía como su amo se aferraba a su cuerpo, como sus labios acariciaban los propios, como el aliento poco a poco la abandonaba, pero cuan feliz le hacía aquello.

"Qué si te extrañé? Y pues qué opinas?! Ahí de pie tras la puerta de tu habitación, intentando no flanquear ante la tentación de entrar y buscarte. Por su puesto que te extrañé!!"...-No tanto como quisieras- susurró y esa sonrisita macabramente sobradora se asomó por sus comisuras, mientras los cristalinos ojos se clavaban en los de él.

No se negó a la idea de entrar, su piel reflejaba el frío que la tormenta ocasionaba, y junto a la sensación de la mano en su cintura, se dejó guiar hasta el interior de la gran mansión.

Sus ropas escurrían el agua de lluvia, contrastando con la calidez del ambiente. Se observó a si misma por unos instantes, viendo como su ropa se transparentaba, marcando su silueta y dejando entrever el tono de su piel. Levantó la vista hacia Aeon, quien estaba frente a ella. Extrañamente cautivada por la escena, observaba a aquel hombre de pie frente a ella. Como las gotas empapaban su blanca cabellera, escurriéndose igualmente por su piel. Como la pesada capa caía sobre su torso húmedo y desnudo, y como esos cautivantes ojos penetraban en los suyos. Quedó muda, sin ser capaz de pronunciar palabra alguna, deleitándose con aquella imagen que era fileteada por los cálidos haces de luz que el fuego de la estufa les proporcionaba.

Al entrar a la mansión el contraste del habiente cambio estaba cálido y no se escuchaba sonido alguno simple tranquilidad y soledad ya que como el había ordenado todos los sirvientes se encontraban descansando en ese momento.Su mirada se perdió un momento en el cuerpo de la contraria como toda la ropa húmeda se encontraba pegada a su piel y transparentaba muy bien por lo que le mostró una sonrisa traviesa ,-ahora tendrás que cambiarte .. o prefieres darte un baño caliente?- pregunto mientras sacudía su cabello y dejaba de lado su capa húmeda sobre la mesita que estaba a un lado de la puerta.Sus ojos se deleitaban de nuevo con su cuerpo aunque mas la había extraño a ella y su compania no era una sirviente vacía como los demás.

No podía oír a lo lejos el murmullo que los sirvientes solían hacer al realizar sus labores. Algo el decía que estaban solos. Notó aquella sonrisa traviesa en los labios de Aeon, que paseaba sus ojos sobre su ropas húmedas. Le devolvió la sonrisa.

-Un baño tibio no vendría nada mal- y dicho aquello comenzó a caminar, tomando su mano a la pasa, dirigiéndolo escaleras arriba hasta la habitación de él. Sin más cerró la puerta tras de sí, entrando al basto baño y abriendo con ganas la llave del agua caliente. La bañera comenzó a llenarse rápidamente, mientras que reposada sobre el marco de la puerta del baño, se quitaba las pesadas y húmedas prendas, dejando aquella silueta al descubierto.

-Hoy... no quiero bañarme sola- indudablemente era una invitación a que la acompañase. Dejó caer al suelo la ropa mojada, volviendo hasta dónde Aeon, para dirigirlo hacia el baño. -Vamos..-

Como si nada cuando menos lo pensó ya se encontraba dentro de su habitación preso de nuevo, pero hacia ya tiempo que no estaba con ella y por mas que lo negara el sentía que si lo había extrañado.
Por mas no quería prestar atención a como Konna de desvestía era inevitable verla de pies a cabeza embelesado -sera un placer-camino lentamente asta donde se encontraba la tina que dejaba ver el vapor de la cálida agua, no se podría meter con el pantalón puesto así que se inclino y se lo quito tirando este justo a un lado de donde su contraria habia dejado la suya.-Así esta bien?- se dio la vuelta y se puso frente a ella con el cuerpo semi desnudo solo cubierto por su mojada ropa interior,sin poder contenerse sonrió esperando a ver que aria .

-'Casi' perfecto- dejó entrever la sucia sonrisita a la vez que se inclinaba sobre él para colar sus dedos bajo el elástico de la ropa interior. Con agilidad pero sin apresurarse, lo despojó de aquella última prenda, dejándola caer junto al resto de la ropa.

La piel al tacto se sentía fría a causa de la humedad que la tormenta había dejado en ellos; pero el vapor contrastante daba aquella acogedora sensación de calidez. Le dejó entrar primero, para luego colarse entre sus piernas y torciendo el pecho, recostarse sobre él, dejando su mejilla sobre sus pectorales. Un profundo y suave suspiro se escapó de sus labios, cerrando los ojos y disfrutando de la compañía. Rápidamente recuperó el calor perdido. El agua tibia, como manto homogéneo, cubría parte de su cuerpo relajándola lentamente.

En aquel momento se sintió cuidada, perdida en el respirar de su amo, en silencio y calma.

-Al final.. me conoces ya de pies a cabeza, como yo te conozco a ti- justo al entrar dentro de la tina el contacto de el agua caliente con su piel relajo su cuerpo y estiro sus pies suspirando, dejándose recostar por ella -sabes creo que no volveré a tomar otro periodo de sueño como aquel , me perdí de muchas cosas y de poder hacer muchas cosas contigo... como esta disfrutar de un baño caliente contigo-.
Su piel dejo de sentir frió y eso era acogedor mas la sensación que le daba tener el cuerpo de su amada sirvienta sobre el, no pudo evitar recorrerlo de nuevo con sus manos disfrutando de su suave y tersa piel.-prefiero estar asi..- poso su mano sobre su mentón levantando su rostro para besarle perdiéndose en ella.

Aquellas manos que cautelosas acariciaban su piel, escalofríos causaron en ella, pero ese beso profundo que prometía más que una suave caricia, la dejó sin aliento. Esas palabras que de sus oídos a su mente resonaban, grata satisfacción generó en su pecho. Prefería compartir su tiempo en compañía con ella, que enredarse entre blancas sábanas perdiéndose en el placentero letargo.

Acomodó su cuerpo de modo tal que la comodidad fuera su fuerte. Ya de frente, entrelazó sus dedos en la platinada y húmeda cabellera, sintiendo la tibieza de su piel al recorrer aquellas mejillas. Poco a poco delineó con la yema de sus dedos la pronunciada clavícula, paseándose nuevamente por aquel ancho cuello, entretenida en las marcadas facciones de su mentón. Deslizó los labios carmesí a aquella sección, su punto débil y de plena seducción. Con la mano libre levantó su rostro al techo, blanqueando el camino furtivo de sus besos. Se detuvo paulatinamente, recomponiendo la postura, para observar aquellos ojos de los que había sido privada por largo tiempo. Una tímida sonrisa se esbozó en sus labios, adornando aquel gesto tan raro en ella. No era carnal el deseo de poseer, era cariñoso aquél abstracto sentimiento que ajetreaba su pecho. La necesidad de estar en sus brazos, de perderse en sus besos, de ser quien tuviera aquél privilegio de unir su cuerpo a quien anhelaba a su lado. Por momento perdió el sentido de jerarquía, de ser quien servía a los ideales del hombre frente a ella. Por un instante se sintió a la par.

Algo en su interior se contrajo, la duda... la inquietud... de saber si existía, por más pequeño que fuera, el sentimiento de cariño hacia su persona. Acaso Aeon sería alguna vez capaz de amarla? Sería ella digna de recibir tal sentimiento? De sentir el sabor de aquello tan extraño a lo que llaman "amor"?

Su gesto siguió inmaculado, mientras las palabras se paseaban libres por su mente.

"Serán verdad mis suposiciones? Será un demonio capaz de amar?"

-Recuerdas aquel momento en que te confesé cual era el tabú demoníaco?- dejo de nuevo su cuerpo manipular por ella entrecerrando sus ojos al contacto de sus labios contra su delicado cuello por el momento no quería actuar por temor a apresurar un poco mas la cosas, pero sus besos lo encendían.
-Tu eres mi tabú, porque te amo Konna y aunque sea un ser sobrenatural en verdad siento ese sentimiento prohibido por ti- se la quedo viendo fijamente mientras decía cada una de esas importantes palabras, no le importaba que el ministerio ordenara su caza por romper las reglas pero si de ella de trataba todo valía y no eran riesgos en vano, la única humana con el coraje de un demonio estaba junto a el y no era para menos.
Recorrió su espalda aferrando mas su cuerpo contra el suyo-tu sientes lo mismo por esta infernal bestia?- .

Aeon recordaba aquella escena en su habitación cuando un tema prohibido fue mencionado, el "tabú demoníaco". La posibilidad de que un demonio sintiese "amor". Aquél sentimiento de lo que tanto hablan los humanos, criaturas que poseen la subjetividad de poder sentirlo. Pero estas criaturas obscuras, que se supone están compuestas por la más negra de las materias, por la "falta de sentimientos", de cariño y aprehensión, sedientas de sangre y destrucción. Si poseían el deseo y a necesidad de muchos de estos sentimientos, por qué no serían capaces de sentir "amor"?

Si poseen sentimientos, fueran cuales fueren, entonces éste no sería ajeno a ellos. Pero en aquella ocasión explicó claramente que para ellos aquello era un "tabú". Que la condena proclamada por el más negro de los demonios era el castigo para aquel sentimiento. Pero esa pequeñísima semilla que aún quedaba en su consciencia no la dejaría tranquila. Sabía que existía la más mínima posibilidad de que si teoría fuera acertada, y las siguientes palabras de su amo desvanecieron la gran duda.

-Soy...tu..."tabú"?- a duras penas pudo articular, mientras se dejaba a un lado su pequeño juego para clavarle la mirada sorprendida. Su mente quedó en blanco mientras escuchaba sus palabras. Esos ojos que la observaban, la dulce voz que resonaba, la mueca en sus labios.... parecía que aquello era irreal. Se quedó sin aliento, observándolo perpleja. Nunca pensó que realmente escucharía tales palabras de su boca, pero allí estaban estruendosas en sus oídos, agitando su pecho y blanqueando su mente.

-Tu sientes lo mismo por esta infernal bestia?- preguntó él. Ella se sentó sobre sus propias piernas, separándose un tanto del hombre -Desearía ser inmortal... para poder acompañarte por toda la eternidad.- bajó la mirada al confesar sus más oscuros y mejor guardados secretos. -Honestamente.... nunca pensé que dirías eso, aún que lo deseaba más de lo que puedes imaginar.- su pecho se contrajo haciendo que llevase su mano hasta él. -Eh?- la sorpresa inundó su rostro al sentir como cristalinas lágrimas brotaban de sus verdes ojos. "Estoy... llorando?"

-Je... que estupidez... Siempre creí que nunca sería capaz de amar, que ese sentimiento era la peor aberración que podía existir... pero mírame ahora, estoy... llorando!- con esa última palabra levantó abruptamente el rostro clavándole la mirada. -Si.... si siento lo mismo por ti. Quiero seguirte hasta el día en que la llama de mi vida se extinga sin importar nada. Daré todo lo que sea para seguir a tu lado Aeon, hasta mi vida si es necesario!-

Por primera ves la vio mostrando su lado sensible, nunca la había visto así desde el día que la conoció en aquel parque donde casi le vuela la cabeza de un disparo.-Aun no estoy seguro de eso, no quiero contaminar la pureza de tu alma haciéndote un demonio, no dejare que nadie te toque y seré capas de luchar contra el ángel de la muerte o el mismísimo señor de los infiernos si se interpone- .
Escucho atentamente aquellas palabras por parte de la sorprendida Konna que aunque no le gustara mucho la idea que ella llorara le reconfortaba saber que también tenia esa clase de sentimientos hacia el -no es necesario porque cuando un demonio se enamora solo se le puede quitar de encima despojándolo de su vida, no dejare que tu cuerpo sea profanado por alguien que no sea yo y no tenga castigo alguno, se que me perteneces pero ahora te amo y es el sentimentalismo que me obliga a proteger lo mio..lo que me pertenece- su mirada se lleno de alegría conforme mas la miraba y se hacia a la idea de todo lo que podría pasar ahora que el sentimiento era mutuo.
Llevo su mano a sus mejillas limpiando el camino de sus lagrima asta llegar a pocos centímetros de los cristalinos ojos.

El tacto de la tibia mano sobre su mejilla la llenaba de regocijo. La tomó delicadamente, dejando en su palma el más tiernos de los besos que jamás dio, para luego buscar sus ojos, aquellos que la observaban con un aire que nunca había visto en ellos.

Ser la sirvienta, quien complaciera hasta el más ilógico de los caprichos. Su labor como mano derecha, la obligación moral y bajo el contrato pactado, que hacía de ella un mero objeto de utilización. De pronto era más que eso. En un comienzo solo buscaba diversión, darle un vuelco a la monotonía de asesinar sin compasión, a esa vida llena de aburrimiento y soledad. Pero ahora.. ahora había un propósito más fuerte y poderoso que sus previas convicciones, estar junto a su Amo... Seguirlo hasta los confines del mundo si era necesario, dar su vida por el, no solo por la obligación como sirvienta, sino más que por el sentimiento que guardaba hacia él.

-Quiero ser tuya en la totalidad...- susurró casi para sí misma.

Aquellas palabras que los labios contrarios soltaban la acogían con cuidado. Sentirse cuidada...... era algo que desconocía. Nunca hubo alguien que cuidara sus espaldas, era ella en el devastado mundo todo lo que conocía. Y ahora Aeon, el Demonio del Tiempo, enamorado de una humana pronunciando aquellas palabras de cariño y cuidados. Era extrañamente complaciente escuchar aquello.

Su pecho se ajetreaba al igual que su mente. Sentimientos encerrados que poco a poco con cada segundo, iban viendo la luz. Lágrimas, que como espejo de sus sentimientos se escurrían de sus cristalinos ojos, se derramaban incesantes ante tal acontecimiento. No podía comprender siquiera el porqué lloraba, si nunca en su vida había derramado una sola lágrima, y ahora no podía detenerlas.

Se quedó allí, quieta en el agua, entre sus piernas, sentada sobservándole.

-No hay motivos para seguir llorando,donde esta esa fiera guerrera de la cual me enamore - sonrió en tono de broma acariciando su mentón intentando sacarle al menos una sonrisa.El agua comenzaba ya a tornarse fría y le preocupaba que su amada pescara un resfriado -sabes hoy ya estuvimos mucho tiempo sobre el agua, seria mejor que saliéramos y buscáramos algo mas cálido como las sabanas de nuestra habitación- si había dicho "nuestra" porque no planeaba irse a dormir de nuevo solo.
-pero antes quiero que recuerdes muy bien nuestro primer baño juntos...mi amor~~ - se recostó sobre su pecho haciendo peso para lograr que ella se moviera asta la contra parte de la bañera dejando a konna acorralada -si te distraigo para que cesen las lagrimas?- sonrió cual seductor robando otro beso pero este fue mucho mas profundo y duradero.

-Fiera guerrera?........ pero si me siento como una mocosa indefensa...- replicó hilarantemente para sí misma a la vez que intentaba devolver la sonrisa.

-(...) algo mas cálido como las sabanas de nuestra habitación- "Nuestra?" El semblante en su rostro volvió a cambiar, dejando entrever la sorpresa por aquello. -pero antes quiero que recuerdes muy bien nuestro primer baño juntos...mi amor~~ "Mi amor?"

Sintió como poco a poco la acorralaba contra el fondo de la bañera. Tantas batallas libradas, tanta sangre derramada, tantas victorias en su haber. Y ahora? Agazapada cual gata sin salida, con aquella seductora sonrisa frente a ella y esos brazos cortandole el paso.

Lo miró perpleja.

"Qué importa si me siento como una pequeña mocosa?........ Qué importa que él sea mi debilidad?..... Qué importa si descubre aquellos sentimientos que tanto me espero por ocultar?....... Qué importa?..... Si es él el causante de todo esto, el motivo por el que me sienta así.......... Qué importa? Si en sus brazos me siento segura.... Qué importa? Si en sus labios encuentro regocijo.... Qué importa? Si ahora sé que me ama........ y yo lo amo a él"

Antes de poder gesticular palabra alguna, sus labios se vieron atareados por aquél profundo beso robado. Dejándose llevar, entrelazó los brazos tras su nuca, aferrándose con fuerza a él. "Ya no me importa........ siempre y cuando pueda estar junto a ti"

Extrañaba cada extensión de su cuerpo y ahora ya la tenia en sus abrazos, podía probar sus exquisitos labios de nuevo.Ahora estaba ella distraída o demasiado concentrada pero sus besos eran tan diferentes no tenían gota alguna de lujuria solo eran amorosos y cálidos.
Aferro mas sus manos a el suave cuerpo de Konna juntando su pecho contra el de ella.-Me encanta como te ves ahora, tan frágil y adorable...- se contenía lo mas que podía por no hacer tonterías y seguir los fundamentos de "el amor humano" en ese momento se veía como una exquisita presa a la cual seria todo un placer clavar sus colmillos en su piel. Bajo mas sus labios asta terminar en su cuello besándolo y relamiendolo con tanta delicadeza y a su ves excitación pues involuntariamente la punta de sus colmillos rosaba con su piel.

Se sonrojó tímidamente al escuchar dicho comentario. Le agradaba verla indefensa y delicada? No era acaso que se había enamorado de aquella "fiera guerrera"? Osea que le agradaba aquella faceta suya. Se sonrió levemente.

Sentía como aquellos labios tentadores poco a poco se deslizaban por su piel, elevando su temperatura y despertando aquél deseo dormido que hacía tanto no veía la luz. No podía evitar encoger los hombros y aferrarse a él como podía. El agua se enfriaba pero que poca importancia tenía aquello. Entre las paredes del baño el eco de sus leves jadeos, pruebas sonoras de la excitación que poco a poco la invadía, resonaban en sus oídos. El agitarse del agua con cada movimiento de Aeon, el sonido del intermitente goteo, las respiraciones que lentamente se hacían más profundas, la sensación de aquellos blancos y húmedos cabellos enredándose entre sus largos dedos.

Bajó levemente el rostro hasta dejar descansar su mejilla sobre la de él, para un susurro pronunciar lo que nunca creyó que sería capas de decir: -Te... Amo....-

Dejo de hacer eso y por primera ves ni la mordería no poseería su cuerpo siendo dominado el por sus bajos instintos-y yo te amo ti konna - susurro aprovechando que en ese momento estaban mejilla contra mejilla. Con unos cuantos pasos salio de aquella fría tina y enseguida tomo una toalla para cubrirse de la cintura asta las rodillas ,-sera mejor que salgamos antes de que la temperatura de esa agua fría te haga daño- como la delicada princesa que estaba ahora le tomo de la mano para ayudar a reincorporarse y la cubrió con otra toalla secando su frió cuerpo.
Saliendo del baño se llevo la sorpresa de que su cama tenia las sabanas cambiadas eso queria decir que los demonios le habían desobedecido , pero eso no importaba ahora debia poner a konna en un lugar cálido y muy cómodo que mejor que su cama para que descasara ella.-Vamos es hora de que descanses- la tomo e invito a acostarse, inmediatamente la arropo con las cálidas y suaves sabanas, el solo de dedico a hincarse en la alfombra y posar su rostro en la cama -asi esta mejor, amor?-

La sensación de las sábanas recién cambiadas, de la pesada cobija sobre su cuerpo, de aquella dulce mirada sobre ella... Una tierna pero casi imperceptible sonrisita decoró su rostro.

-No... solo me falta algo...- susurró mirándole a los ojos con un tono compungido, y dicho aquello, se corrió hacia atrás, levantando la cobija y sábanas para invitarle a entrar. -Sin ti esto no tiene sentido...- un leve sonrojo se pronunció en su mejillas. Desde cuando se sonrojaba por algo tan sencillo como aquello? Siendo que tras tantas noches de locura, de lujuria y sucios actos habían acontecido entre ellos, ahora la fiera se convertía en una gatita indefensa. Se sentó sobre la cama, destapando su torso desnudo para dejarlo a la vista.

Que invitación la que le hacía. Aún con ese rubor en sus pómulos se dejó ver, clavándole los ojos, dejándole entrever su necesidad. Hacía tanto ya que no sentía esa grata sensación que solo él podía otorgarle, que se le hacía necesidad. Ya no como lujuria pronunciada, sino como un acto de ternura, que quien sabe a que conllevaría.

-Pero si lo hago esto terminara en...- como si hubiera sido una orden para el acepto la invitación dejándose puesta por supuesto la toalla , dentro de las sabanas el panorama era muy cálido y reconfortante pero solo hacia falta abrazar su cuerpo , aunque ella tuviera su pecho al descubierto le abrazo de nuevo juntado su piel con la contraria.
-Si esto sigue así terminaremos haciendo el amor- esta ves ella estaba sonrojada e no tenia la incoativa que antes como si ahora no tuviera ni gota de lujuria, entonces si lo hacían seria en nombre del amor?, la escena era algo muy inimaginable en ella verla llena de rubor y con la actitud de una gatita asustada pero todo aquello le parecía muy tierno y eso era lo que le permitía seguir con los pies sobre la tierra y no dejarse llevar por sus instintos.

-Y por qué no?- preguntó en un hilo de voz, perdiendo su rostro en el pecho contrario -..por qué no hacer el amor?- En su interior no se agitaba la profunda y aberrante lujuria que tanto la caracterizaba. Por el contrario, acompañado de ese rubor un dejo de inocencia y pureza se dejó entrever.

Aquellos actos bajos de instintos carnales que tantas veces habían efectuado no era más que sexo lujurioso, el deseo de poseer la carne, de sentir placer, de dejarse llevar por la excitación, y nada más que por eso. Nunca había habido un sentimiento como el que experimentaban en aquél momento. En cambio, si lo hacían ahora que la sucia lujuria brillaba por su ausencia, que el sentimiento de amor mutuo prevalecía, a caso eso no sería hacer el amor?

Nunca en su vida había compartido la cama con fines muy puros que digamos. Siempre la brutalidad y la excitación habían dominado las sábanas, pero esta vez era diferente. Quería sentirse a la par, cuidada y amada. Reconfortarse en sus brazos, resguardarse en su pecho, encontrar la ternura de sus labios, el calor de su cuerpo. Era distinto a todas las otras veces en las que se había revolcado con él.

Quería sentir en carne propia aquél sentimiento al que llamaban "amor", quería ser poseída por primera vez por el cariño que nunca sintió, y sus ojos reflejaban aquél deseo.

-Porque esta sera la primera ves que hago el amor- y lo único que realmente había hecho en toda su existencia no era mas que sexo sin sentimentalismos pero ahora no había siquiera un toque de lujuria, solo las ansias de abrazarla y besarle.
Se aferro a ella bajo las sabanas y de nuevo busco sus labios para besarle una y otra ves, juntar sus cuerpos calentando su piel conforme involuntariamente su cuerpo se frotaba contra el de ella -konna..-murmullo con la respiración agitada y su rostro levemente cubierto de rubor .Sus besos se hacían mas duraderos y profundos, las caricias cada ves cubrían mas parte de su cuerpo-esto es extraño,pero de ahora en adelante tengo que acostumbrarme a sentirlo cada ves que estoy contigo,esto que llaman amor -.