Mi humilde morada

-Solo quería asegurarme de que fueran reales, nada mas- dijo ya con el rostro bastante más serio, aún que de bromas andaba. -Sabes... lo que sucede es que con esa forma te ves tan...- dijo mostrando la sonrisa morbosa. La tomó por la muñeca empujándola con su propia cadera, para dejarla aprisionada contra el borde de la mesa -...frágil- completó. La tenía acorralada entre su propio cuerpo y la gran mesa, dejándole inutilizado un brazo. Con la mano libre se coló entre sus piernas -Ves a lo que me refiero?- susurro en su oído -Si no eres cuidadosa, te conviertes en una presa fácil... la complexión de la mujer es bastante mas delgada que la de un hombre, es fácil aprisionarla.- y con ello lamió su oreja.-Pero no... no me interesan las mujeres... no pueden darme lo que me gusta~♥- y con eso la dejó libre,como si aquello no le generara interés alguno.

-Que este en este cuerpo no quiere decir que yo sea indefensa como dices, mi mentalidad no cambia - dijo mientras se sentaba en una silla junto a otro escritorio poniendo sus pies sobre ese mismo y estiro su cuerpo relajándose -aunque mis reacciones ante tus caricias siguen siendo las mismas aunque...sabes que puedo moldear mi cuerpo a placer , me podría hacer hermafrodita si quisiera -la observo riéndose a ver que cara ponía .asi que no digas que no puedo darte lo que "te gusta " estando en esta forma - cerro sus ojos dándole tiempo a que terminara se hacer sus deberes.

Su rostro sencillamente lo dijo todo. La imagen mental de Aeon con enormes senos y un verdaderamente importante miembro, no generaba precisamente la reacción esperada, por el contrario, se le hacía bastante bizarro e indeseable.

-No gracias, me quedo con tu cuerpo masculino- dijo sentándose descarada sobre su falda, para seguir limpiando cuidadosamente el cañón de la Colt con una franela. Se movió un poco para acomodarse, y tras aquello, comenzó a pulir la plateada superficie del cañón con más empeño.

-Eres una bi.... bipolar- no le importo que ella se sentara en su regazo y mucho mejor se preocupo porque fuera a causar algún efecto en ello pues siendo chica no podía provocar lo mismo ya que no tenia ......, la tomo de la cadera y la acostó sobre su cuerpo aunque estuviera de espaldas, dejando que su espalda reposara en sus pechos- algun dia te tomare teniendo este cuerpo y se que te gustara-apretó mas su abrazo

-Pffffff.................. - no dijo más que eso. En un movimiento fluido quedó sentada de frente, haciendo que sus pechos se rozaran mutuamente. Le clavó el cañón de la Colt bajo el mentón y acercando su rostro, espetó: -Dudo que suceda, ya que no podrás convencerme de hacerlo- y una bastarda media sonrisa se apareció fulminante en sus labios mientras recorría el pecho contrario con el frío metal de la Colt. Llego hasta la entrepierna, enterrando allí el cañón, para que la helada sensación llegara hasta el punto más sensible de aquél cuerpo. -No me despierta nada esta forma.... así que, ni te gastes- y con ello le sonrió, para levantarse nuevamente y tomar otra pieza de su arma.

-No es necesario hacerlo...sabes que después de todo tu cuerpo reaccionara ,lo disfrutara y finalmente gemirás -abrió los ojos por lo que había hecho y se sintió tan extraño nunca había hecho cosas de ese tipo utilizando ese cuerpo se levanto e inmediatamente la tomo por la espalda poniendo ambas manos sobre sus pechos apretándolos -sabes que si lo quieres...algo muy dentro tuyo quiere saber que se siente- lamió su cuello mientras bajaba mas con sus manos recorriendo su estomago,su vientre y finalmente roso su entrepierna de forma muy marcada-pero se que aunque insista no te interesa - dejo el cuerpo contrario en paz y regreso a su silla para que ella siguiera con lo suyo.

La insistencia que imprimía Aeon en aquella idea, a poco y más era admirable. No se sabía si es que quería que ella lo sintiese, o que el mismísimo Aeon deseaba sentirlo. Tras dejar las manos contrarias su cuerpo, desarmó sobre la mesada una Magnum 44 por completo y tras unas sacudidas con la franela, la empuñó con fuerza.

-Sabes... me intriga. No será que acaso eres tu el que quiere experimentar con ese cuerpo?- Y antes de que pudiera reaccionar, ya lo tenía con el rostro contra la mesada, amarrando sus brazos por la espalda con el cinto que llevaba. -Tu mismo lo has dicho, si hubiera querido podría haberte asesinado en aquél momento...- pronunció aquellas palabras levantando la parte trasera del traje y agilmente dejó caer los blancos pantalones. -Si tanto te interesa, pues.... lamió el cañón de la Magnum, que era aún más ancho y largo que el de la Colt -... entonces no hay remedio- sentenciaron sus labios. Sin cautela apoyó la punta del cañón en la entrada a la ceñida cavidad. -Que lo disfrutes...- y la sonrisita morbosa selló sus palabras.

No reparó en ser cuidadosa, ya que envistió ese cuerpo sin dudarlo dos veces. -Veamos cuánto te humedeces... Amo mío- y comenzó a envestirla sin tregua.

-Claro que no, ese no es mi intención a mi me gusta ser hombre - en un abrir y cerrar de ojos lo tenia en contra lo peor de todo que en una mala posición -no..no te atrevas-tenso cada musculo de su cuerpo al solo sentir como el frió metal de la arma lo tocaba aun escurriendo cálida saliva, no quería experimentar fue solo un juego que llego demasiado lejos.La sensación se hacia cada ves mas extraña a medida que ella penetro su cavidad embistiéndolo una y otra ves sin tregua-me..mes estas tomando demasiado a la ligera, que este en esta forma que me hace ver tan vulnerable no quiere decir que sea un demonio débil - estar en ese lugar le traía muchos malos recuerdos de cuando el ni siquiera un demonio digno de ser llamado así cuando el cañón del arma salio de su cuerpo saco su cola demoníaca atando sus manos con fuerza y de un tirón rompió el cinto incorporándose nuevamente -as una gran travesura y como un buen amo que soy tendré que darte un castigo- Solo le tomo un segundo para buscar algo que le podría servir para eso en un repisa se encontraba un fusil M200 I que levanto como su fuera un juguetito aplico la misma medida que konna tomo manteniendo sus manos atas por así decirlo a su fuerte cola que la apretaba con fuerza la puso en contra de el escritorio solo dejando que ella apoyara su estomago y pecho sobre el, una gran sonrisa adorno su rostro ya no pensaba con mucha coherencia los viejos recuerdos aceleraban su respiración y le hacían hervir su sangre el cañón de esa arma era mucho mas grueso y podría llegar asta donde quisiera con esa longitud.
poniendo sus pies a un lado de los contrarios la forzó a abrir mas sus piernas y en un abrir y cerrar de ojos ya se había desecho de la ropa que cubría su entrepierna , se lamió la palma de la mano y la repaso sobre la boquilla del cañón y introdujo el frió metal en su cavidad introduciendo mas y mas dentro de ella... sometiéndola -no soy un demonio débil y quiero que te conste- ...

Como era de esperarse, Aeon no soportó estar en un papel sumiso, tomando las riendas y cabreándose verdaderamente. Se zafó de sus ataduras, invirtiendo los papeles, ahora ella era la postrada sobre el largo escritorio.

El golpe contra el remache de metal fue bastante brusco, pero más incomodaba la presión que ejercía con la fibrosa cola, parecía querer quitarle el aire hasta asfixiarla. Estaba ahora ella bajo el cenital, amarrada e indefensa, pero a diferencia suya, ella no se molestaba en lo más mínimo.

Había logrado lo que quería, ahora debía pagar el precio por sus acciones.

Cerró fuertemente los ojos, y sin emitir ni un solo sonido, se dejó penetrar. El frío metal llego hasta el fondo de su vientre, generándole escalofríos inminentes. La pieza del pesado metal se introducía una y otra vez dentro de su cavidad, absorbiendo lentamente la temperatura corporal, hiriendo a causa de su irregularidad parte de sus paredes internas. Un tibio hilo de sangre se escurrió por entre sus piernas. Ya no era el Aeon de siempre, que más allá de la morbosa brutalidad, un dejo de cariño y atención había tras sus acciones.

Ahora era solo un demonio preso de sus instintos, de sus sentimientos y malogrados recuerdos. Parecía otra criatura, como si hubiera perdido el auto control de su mente y cuerpo. Sus acciones lo delataban. Estaba empeñado en demostrar que no era un demonio débil... presa fácil.


Esta vez, aquella morbosidad no era placentera. El dolor infringido no aumentaba el deseo, solo lo acallaba tras ahogados sonidos que morían en su garganta. Cerraba los ojos con fuerza, como si aquello le ayudara a no sentir el ardor en su vientre. Se mordía el labio silenciando sus quejidos.

Había cometido una falta grave contra su amo, a sabiendas que sería castigada. Pero que aquella falta tenía un fin, un cometido, y lo había logrado.

Su mente se abstrajo de lo que sucedía en aquella habitación. El sonido de las embestidas se silenció, el dolor desapareció, había logrado abstraerse por completo dentro de su mente.

Un sepulcral silencio, y solo el sonido de su propia voz.

" No me preocupa su fuerza física, ni sus poderes demoníacos, sé que son de temer, pero eso no es nada si no hay una mente fuerte que lo controle... Se necesitaron tan solo cinco embestidas para que perdiera los estribos... Que sucedería en un momento crítico? A caso tiene la fortaleza mental para sobrepasar las antiguas adversidades, permitiendo así que ya no le afecten? Si tuviera que evaluar estos resultados............... honestamente, no creo que lo logre.

"Qué sucedería si se topara con los demonios que lo maltrataron de esta forma? A caso podría mantener el juicio? Si volviera a estar en esta situación, sería capaz de mantener la cordura?"


Las embestidas eran un poco más fuertes y brutales, atrayéndola nuevamente a la realidad. Aún seguía mordiéndose inconscientemente el labio, que sin darse cuenta, ahora sangraba. Lo miró de reojo por sobre su hombro, pero no reconocía aquél rostro. Cerró los ojos y en silencio... se dejó castigar.

"Perdón Amo, pero tenía que saberlo...."

Por el cañón comenzó a escurrir un hilo de sangre que humedeció sus manos observando y estudiando que se encontraba haciendo en ese momento, inmediatamente soltó el arma y la dejo caer en el piso. como fue que termino haciendo eso? definitivamente no lo habia superado aunque desquito su furia contra los cuerpos que le habían causado daño.No pudo decir nada mucho menor ver en la posición que se encontraba ella si decía un "lo siento" ella sabría que no estaba siendo el mismo cuando la castigo de esa forma, retrocedió unos pasos y se recargo en la pared,el cuerpo de ella no tardaría mucho en activar en proceso de sanación-ponte esto- tiro el abrigo sobre la mesa y se sento en el suelo recargando su espalda contra la pared dejando esa forma femenina y regresando a ser el masculino Aeon de siempre , inclino su rostro y dejo que cu cabellera dejara escondida su cara .

Algo sucedió que genero que aquella vorágine se detuviera. El sonido del pesado cañón retumbó en la habitación al rebotar contra el suelo, perforándo los tímpanos en el profundo silencio.

La fibrosa cola la dejó libre, y los pasos de su amo se alejaron de ella. Tardó unos segundos en despegar el pecho de la fría mesada, acariciándose el vientre a causa del dolor.

Todo se detuvo por unos instantes. El silencio se hacía presente, y ella ni levantó la mirada. El blanco abrigo calló sobre la mesada, pero no lo tomó. En cambio, con una franela húmeda en mano, se recargó sobre la mesa y limpió los restos de sangre de su blanca piel. Sin decir una palabra, tomó el cañón de la M200 que aún estaba tibio y lo limpió rápidamente, dejándolo reposar junto al resto del equipo. Para luego darse la vuelta y observar a Aeon, que ya había retomando su forna habitual, sentado contra la pared del fondo.

Caminó hasta él, con el abrigo en la mano, se agachó y sin decir nada lo tapó con este, para luego depositárle un beso en los labios. Aquello era su forma de demostrarle que no estaba enojada por lo sucedido, a fin de cuentas, había sido su culpa. -...Así me gustas más...- susurró tras una dulce caricia en su mejilla. Se puso en pie y salió de la habitación, de regreso a la sala de armería, con la M200 ensamblada en mano, para guardarla dónde correspondía.

Su ojo derecho comenzó a punzar nuevamente, sintiendo como se quemaba su bajo vientre y los labios heridos, y tras unos segundos, el dolor ya había desaparecido. Se recargó con la espalda contra la pared de aquella habitación. -Lo siento... un hilo de voz pronunció sus palabras - Realmente lo siento... pero necesitaba saberlo... no quiero que te martirices por ello... era consciente de lo que sucedería...- las palabras se perdían en el silencio, no era su intención que fueran escuchadas, pero debía decirlas, por más bajo que las entonara.

-no tienes que disculparte, suelo perder el control cuando toco partes de mi pasado que ...aun me parten mi pecho en mil pedazos-abrazo sus piernas intentado alejar todo aquello de su mente -pero ahora si lo sabes para llegar a donde estoy tuvieran que pasar muchas cosas, hice cosas de las cuales me arrepiento, poseyeron mi cuerpo los asquerosos almirantes de el infierno- estaba en un estado vulnerable se podría decir, aunque los demonios fueran unas bestias obscuras son capases de derramar lagrimas de sangre por el dolor -dejemos esto atrás..el castigarte no es algo que en mis sentidos hubiera hecho-...aun pensaba en lo que ella le hacia interes, si era por ella pecaría contra las leyes infernales.

A medida que escuchaba sus palabras, lentamente regresaba hasta dónde Aeon se encontraba. Se arrodilló frente a él. "Parece un niño indefenso..." pensó al verle de aquella forma.

No se sabría decir si era su instinto maternal,o algún sentimiento en especial, pero sin pensarlo dos veces, lo rodeó con sus brazos, atrayéndolo hasta su pecho. Se aferró a él, conteniéndolo cuanto podía. Enterró su rostro en aquella blanca cabellera.

Las palabras que Aeon pronunciaba, generaban que su pecho se comprimiera... recuerdos de su propio pasado se hacían más presentes que nunca. Aberrantes imágenes desfilaban por su mente, rememorando parte de su historia, agitando su abatido corazón que se estrujaba en medio de su pecho.

-Sabes... restregó su mejilla por la blanca cabellera a modo de caricia -Todos tenemos cosas de las cuales arrepentirnos... cosas que nos sucedieron y marcaron nuestras vidas...- buscó sus ojos entre los cabellos -...Pero no debemos permitir que aquellos dolorosos recuerdos tomen posesión de nuestra mente...- acarició su mejilla sin dejar de abrazarlo -- Si lo permitimos, seremos débiles en el momento que mas necesitamos de nuestras fuerzas. No podemos sucumbir... por mucho que duela.-

En sus ojos se notaba la sabiduría de quien había tenido una vida llena de dolor y sufrimiento, que había sido forjada por las malas... alejada de la mano de Dios, viviendo a la deriva sin una puerta que se abra para ella.

-Sé como te sientes... más de lo que imaginas...- y su voz pareció rozar el llanto. -Pero no podemos dejarnos vencer.... triunfaremos... y yo estaré a tu lado para siempre...- y con ello, selló sus palabras en un profundo beso.


"-No hable si tus palabras no son verdad. No mires, si tus ojos no reflejan tu esencia. No actúes, si tus acciones no respaldan tu pensar.... No existas, si no tienes motivos para hacerlo...-

Sus palabras ayudaron a pasar ese mal rato y ese beso lo tranquilizo trayendolo a la realidad una ves mas -tienes razón tengo que controlarlo, para todos es dificil y tenemos cosas que ocultar pero estaremos juntos demasiado tiempo así que es mejor dejar todo al descubierto - se reconforto entre su cuerpo esta ves sin ni una sola gota de lujuria o algún mal pensamiento simplemente ternura.
-pero para que te quede claro tienes a un demonio que sufre sentimientos extraños hacia ti- le robo un beso antes de que ella pudiera decir un solo murmullo...

Se quedó petrificada tras aquello... pero en vez de sobresaltarse, recompuso el gesto anterior. -Has de estar delirando...- dijo con una sonrisa en el rostro. No era un gesto de estar cargándolo, muy por el contrario, era un gesto comprensivo y tierno.

-No debes decir esas cosas... los demonios los tienen por tabú, recuerdas?- le rememoró con un dejo muy sutil de tristeza en la voz. No podía decir esa clase de cosas, mejor dicho, no debía.

-no tengo problema con eso, cualquier castigo valdrá la pena pero con mi nuevo juguete no creo que un solo cabello mio sea tocado- levanto de nuevo sus ánimos como si anterior mente no hubiera pasado nada -sabes que no debes cuestionar a tus superiores, ademas no te gratifica que un demonio sienta eso por tu persona?- le dedico una risita intentando cambiar su humor-una ves obtengamos el libro de las mil verdades nadie se nos podrá cruzar en nuestro camino-.

Aquel comentario le valió una sonrisita. No es que no quisiera, pero por primera vez se preocupaba por alguien. Solo pudo mostrar una mueca entre alegre y tensionada.

"Cuando consigamos el libro..." perdió la mirada en un punto ciego "...Cuánto faltará para aquello?" Se puso en pie, palpándose las nalgas para sacarse el polvo: -No sé cuánto faltara para lograrlo ni cuando estallará finalmente la verdadera guerra, menos aún si estaré viva o no... pero mientras pueda empuñar mis armas... juro... que te llevaré a la victoria!- y una amplia sonrisa se estampó en sus labios, llena de confianza y energía, deseosa de derramar la sangre de sus enemigos.... de tomar ese libro entre sus manos, y finalmente... encontrar su lugar.

-Sabes que soy un inmortal y que no dejare que te maten, ademas ya puedes regenerarte o es acaso que no te as dado cuenta?- se levanto de ese lugar para continuar con su revisión a los objetos extraños que ella poseía a lo lejos en una vieja mesa hizo un ultimo descubrimiento un libro de magia negra,-sabes que mientras el cielo este obscuro y nuestras bestias caminen por sus tierras ellos temerán y aunque no sea así les daremos motivos por los cuales temer-

Una sonrisita tonta que buscaba esconder su verdadero rostro se le pintó en los labios -No me refería a los combates... sé que de ellos saldré viva...- y se dio vuelta a verle -...Pero yo no soy inmortal-

"Mi vida se compara a un suspiro en la existencia de un Inmortal. Mi cuerpo envejece, mi mente se apaga, mi corazón momentáneamente dejará de latir... Pero tu, criatura eterna, seguirás respirando el aire que alguna vez respiré yo. Sentirás el pasar de los años como si de segundos se tratasen... pero yo quedaré perdida en el pasado. Una huella que una vez pisó el jardín de tus recuerdos. Diminuta e insignificante, como la mariposa que vuela para morir al anochecer.... Eso significa mi existir. Deleitar la vista por un corto plazo, para luego ser enterrada en el edén de la memoria.... Hasta que esta memoria caprichosa... se olvide de mí..."

La sonrisa apagada pronto desapareció, con ella corrió su vista de regreso a lo que tenía en frente. Tomó unos cuantos papeles, y volvió a cambiar de habitación, ahora a la de inteligencia, acomodando la de papeles de aquél viejo escritorio.

-Comienzo a creer de que es hora de que partamos con nuestro recorrido si sigo buscando en tus estantes yo nunca saldré de este lugar- dejo en un lugar muy visible el libro para que la próxima ves que viciara el lugar -solo lleva contigo un fusil de alto alcance no sabemos que se nos pueda topar en el camino- se dirigió a la salida recargándose en la base de la bóveda esperando a que ella saliera, contemplando su nueva arma que muy adentro de el estaba que las ansias se lo comían por estrenarla con alguna bestia,humano, lo que fuera mientras salpicara de sangre la hoja estaría bien.

Tras aquellas palabras, pateó un pequeño placar que se encontraba allí. Éste abrió sus puertas, y ella sin más se quito la ropa. Tomó otra muda, una camisa de mangas holgadas que se ceñían a las muñecas, de pronunciado escote y de un tono blanco añejado. Un par de calzas negras bien al cuerpo, sus tradicionales botas de cuero negro, y tras encenderse un cigarro, acomodó la Colt ahora lustrosa, el FAL, el arco y sus flechas, más uno de sus cuchillos de combate, completando con una Magnum 357.

-Cuando quieras partimos- pero era obvio que Aeon estaba más que listo para aquello. Cerró tras de sí todas las compuertas, sellando nuevamente su "pequeña" guarida. Y tras colocarse la pesada capa sobre los hombros, cubrió su rostro tras la aterciopelada capucha color bordó.

El camino se hizo corto, y tras cruzar una vieja puerta, se encontraron en medio de la gran ciudad.

-Muy bien, vas equipada como para una guerra- le sonrió al verla de pies a cabeza , sin darse cuenta habían perdido el sentido de tiempo pues ya era de noche, como ya era de costumbre las calles de la destruida ciudad solo se encontraban alumbradas por la luz de la luna que brillaba entro los vidrios rotos que se encontraban en el camino.
-aun tengo curiosidad por saber donde esta tu casa, en ese lugar no había ninguna cama,por lo tanto si as de tener alguna casa o bunker podrias mostrarmela?-

Una risita traviesa se le escapó de entre dientes. -Que no hallas visto una cama no significa que no la halla... o qué te imaginas? Qué en plena guerra dormiría lejos de mi arsenal?- le dedicó una miradita burlona. -Ese lugar es una cajita de Pandora, tiene más sorpresas que el placar de mi hermana en aquellos tiempos!!- hizo un silencio y agregó de mala gana -Jum..Algún día te lo explicaré... -

Volvió a su tinte serio y macabro, sintiendo como la fría brisa nocturna se colaba por debajo de su pesada capa. -Pero no.. no vivo allí, eso es solo cosa de emergencia. Mi "casa"- y aquella última con un poco de desprecio -es otro tema... quizás algún día te la muestre ^^- "cuando este bien muerta, eso seguro ¬¬"-Pero no es momento para ello-

-Bueno entonces ya que no me quieres llevar a tu casa- sonríe en forma burlona -vamos a recorrer la ciudad, no salgo muy seguido de mi cama y no conozco muy bien la ciudad- se llevo las manos a las bolsas caminando hacia unos viejos esqueletos -se supone que en ciudades hay humanos que les gusta encargarse de este tipo de cosas ,que les abra pasado?, por cierto esta sera la ultima ves que saldremos en esta semana porque despues de esto tengo que invernar un par de dias-

-Invernar... dices?- lo miró extrañada siguiéndole de cerca. -Explícame eso- su cara de no comprender, o mejor dicho, no concebir aquello hubiera causado gracia a más de uno.

"Demonios que invernan............ se duermen de un tirón lo que no durmieron en semanas?" Ese mismo pensamiento le causó gracia, terminando en una sonora carcajada.

-Lo-Lo siento... no es nada- intentaba recomponerse lo antes posible.